MADRID, 17 Feb. (EUROPA PRESS) -
Los ratones que pasaron mucho tiempo moviéndose en una rueda para correr fueron más capaces de reducir los tumores (una disminución del 50 por ciento en el tamaño del tumor) en comparación con sus contrapartes menos activos.
Los autores de este estudio, publicado este martes en 'Cell Metabolism', detectaron que el aumento de la adrenalina que se produce en el entrenamiento de alta intensidad ayudó a mover las células inmunes que matan el cáncer (NK) hacia tumores en pulmones, hígado o cutáneos implantados en roedores.
"Se sabe que la infiltración de las células inmunes asesinas naturales (NK) puede controlar y regular el tamaño de los tumores, pero nadie ha considerado cómo el ejercicio regula el sistema --dice la autora principal del estudio, Pernille Hojman, de la Universidad de Copenhague, Dinamarca--. En nuestros experimentos, tratamos de inyectar a nuestros ratones adrenalina para imitar este aumento que se ve durante el ejercicio y cuando lo hicimos, vemos que las células NK se movilizan a la circulación sanguínea y si hay un tumor presente, entonces las células NK encuentran el tumor y se dirigen a él".
Hojman y sus colegas emplearon después ratones empobrecidos en células NK para verificar que el aumento del número de células NK en el sitio del tumor estaba contribuyendo directamente a reducir el tamaño. Incluso, con el ejercicio y un conjunto completo de otras células inmunes, sin las células NK, estos ratones experimentaron la tasa normal de crecimiento del cáncer. Bloquear la función de la adrenalina también mitigó los beneficios para combatir el cáncer de correr en la rueda.
LA CLAVE ESTÁ EN UNA MOLÉCULA DE SEÑALIZACIÓN
El equipo de investigación descubrió que una molécula de señalización inmune llamada IL-6 fue el enlace entre la movilización de las células NK dependiente de la adrenalina y la infiltración tumoral. Se sabe que la IL-6 se libera a partir de tejido muscular durante el ejercicio, pero Hojman presenta ahora evidencia de que la adrenalina es oriunda específicamente de las células NK susceptibles a IL-6 y que las moléculas IL-6 ayudaron a guiar las células inmunes hasta los tumores.
"Eso fue realmente una gran sorpresa para nosotros", dice y añade que la IL-6 y su papel en la biología del tumor puede ser un tema controvertido. "En este estudio se muestra que IL-6 inducida por el ejercicio parece jugar un papel en dirigir las células NK hacia el tumor y también en la activación de las células NK", subraya.
Aunque la investigación es esperanzadora para los pacientes que buscan maneras de bajo costo de gestionar su cáncer, aún queda mucho por aprender acerca de los efectos del ejercicio en la metástasis y la longevidad, así como si las observaciones son válidas en los seres humanos. Hojman también quiere examinar el impacto combinado de los tratamientos contra el cáncer y el ejercicio sobre los tumores.
"Aunque ha sido difícil asesorar a los pacientes acerca de la intensidad a la que pueden realizar ejercicio, nuestros datos sugieren que podría ser beneficioso hacer ejercicio de alta intensidad con el fin de provocar una buena oleada de adrenalina y, por lo tanto, el reclutamiento de células NK", concluye esta experta.