Investigadores en oncología plantean las dudas éticas que suscita la Inteligencia Artificial de cara al paciente

Archivo - La Sociedad Europea de Radiología y GE Healthcare acuerdan colaborar en el área de la inteligencia artificial para el Congreso Europeo de Radiología, que se celebrará en 2019 en Viena (Austria).
Archivo - La Sociedad Europea de Radiología y GE Healthcare acuerdan colaborar en el área de la inteligencia artificial para el Congreso Europeo de Radiología, que se celebrará en 2019 en Viena (Austria). - CEDIDA - Archivo
Publicado: lunes, 6 noviembre 2023 7:29

MADRID 6 Nov. (EUROPA PRESS) -

Investigadores en Bioética del Instituto Oncológico Dana-Farber (Estados Unidos) hacen un llamamiento a las sociedades médicas, los dirigentes gubernamentales, los médicos y los investigadores para que colaboren a fin de garantizar que la asistencia sanitaria basada en la inteligencia artificial (IA) preserve la autonomía del paciente y respete la dignidad humana, según publican en la revista 'JCO Oncology Practice'.

Los autores señalan que, si bien la IA tiene un inmenso potencial para ampliar el acceso a la atención oncológica y mejorar la capacidad de detectar, diagnosticar y tratar el cáncer, los profesionales médicos y los desarrolladores de tecnología deben actuar ahora para evitar que la tecnología despersonalice la atención al paciente y erosione las relaciones entre pacientes y cuidadores.

Si bien los documentos anteriores sobre la IA en medicina se han centrado en sus implicaciones para los médicos oncólogos y los investigadores de IA, el nuevo documento es uno de los primeros en abordar las preocupaciones sobre la IA integrada en la tecnología utilizada por los pacientes con cáncer.

"Hasta la fecha, ha habido poca consideración formal del impacto de las interacciones de los pacientes con los programas de IA que no han sido examinados por los médicos u organizaciones reguladoras", señala el autor principal del documento, Amar Kelkar, un médico de trasplante de células madre en el Instituto del Cáncer Dana-Farber.

"Queríamos explorar los desafíos éticos de la IA de cara al paciente en el cáncer, con una preocupación particular por sus posibles implicaciones para la dignidad humana", apunta.

Aunque los clínicos e investigadores oncológicos han empezado a aprovechar la IA --para ayudar a diagnosticar el cáncer y seguir el crecimiento del tumor, predecir los resultados del tratamiento o encontrar patrones de aparición--, la interfaz directa entre los pacientes y la tecnología ha sido hasta ahora relativamente limitada, pero se espera que esto cambie.

Los autores se centran en tres ámbitos en los que es probable que los pacientes interactúen con la IA ahora o en el futuro. La telesalud, actualmente una plataforma de conversaciones entre pacientes y médicos, puede utilizar la IA para acortar los tiempos de espera y recoger datos de los pacientes antes y después de las citas.

El seguimiento a distancia de la salud de los pacientes puede mejorarse con sistemas de IA que analicen la información comunicada por los propios pacientes o recogida por dispositivos portátiles. La orientación sanitaria puede emplear la IA --incluidos modelos de lenguaje natural que imitan las interacciones humanas-- para proporcionar asesoramiento sanitario personalizado, educación y apoyo psicosocial.

A pesar de todo su potencial en estos ámbitos, la IA también plantea una serie de retos éticos, muchos de los cuales aún no se han abordado adecuadamente, escriben los autores. La telesalud y el seguimiento sanitario a distancia, por ejemplo, plantean riesgos inherentes a la confidencialidad cuando la IA recopila datos de los pacientes.

Y a medida que los programas autónomos de orientación sanitaria se asemejen más a los humanos, existe el peligro de que los humanos reales los supervisen menos, eliminando el contacto de persona a persona que ha definido tradicionalmente la medicina oncológica.

Los autores citan varios principios para guiar el desarrollo y la adopción de la IA en situaciones de cara al paciente, como la dignidad humana, la autonomía del paciente, la equidad y la justicia, la supervisión reglamentaria y la colaboración para garantizar que la atención sanitaria impulsada por la IA sea ética y equitativa.

"Por muy sofisticada que sea, la IA no puede alcanzar la empatía, la compasión y la comprensión cultural posibles con los cuidadores humanos --afirman los autores--. La dependencia excesiva de la IA podría conducir a una atención impersonal y a una disminución del toque humano, erosionando potencialmente la dignidad del paciente y las relaciones terapéuticas".

Para garantizar la autonomía del paciente, éste debe comprender los límites de las recomendaciones generadas por la IA, afirma Kelkar. "La opacidad de algunos algoritmos de IA orientados al paciente puede hacer imposible rastrear el 'proceso de pensamiento' que lleva a una recomendación de tratamiento --añade--. Tiene que quedar claro si una recomendación proviene del médico del paciente o de un modelo algorítmico que rastrilla una gran cantidad de datos".

La justicia y la equidad exigen que los modelos de IA se entrenen con datos que reflejen la mezcla racial, étnica y socioeconómica de la población en su conjunto, a diferencia de muchos modelos actuales, que se han entrenado con datos históricos que sobrerrepresentan a los grupos mayoritarios, señala Kelkar.

"Es importante que las partes interesadas en oncología trabajen juntas para garantizar que la tecnología de IA promueva la autonomía y la dignidad del paciente en lugar de socavarla", destaca el autor principal Gregory Abel, Director del Programa de Tumores Hematológicos Malignos en Adultos Mayores de Dana-Farber y miembro de la División de Ciencias de la Población de Dana-Farber.

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