Investigadores evidencian un efecto protector de las mujeres frente al autismo

Archivo - Niña triste, depresión, llorar.
Archivo - Niña triste, depresión, llorar. - ALEXAS_FOTOS/PIXABAY - Archivo
Publicado: lunes, 19 abril 2021 14:39

MADRID, 19 Abr. (EUROPA PRESS) -

Investigadores de la Universidad de Yale (Estados Unidos) han descubierto que el autismo puede desarrollarse en diferentes regiones del cerebro en las niñas que en los niños y que las niñas con autismo tienen un mayor número de mutaciones genéticas que los niños, lo que sugiere que necesitan un mayor "golpe genético" para desarrollar el trastorno.

Está comprobado que el autismo es mucho más frecuente en los niños que en las niñas, y que ellas parecen tener una mayor resistencia a desarrollar la enfermedad. Sin embargo, no está claro a qué se debe esto.

"Sabemos muy poco sobre cómo se desarrolla el autismo en el cerebro. Es importante poder localizar los puntos en los que podría surgir la disfunción porque eso nos da más pistas sobre en qué parte del cerebro hay que buscar. Tenemos que ser precisos en esto", explica la doctora Abha Gupta, autora principal del estudio, que se ha publicado en la revista 'Brain'.

El trastorno del espectro autista (TEA) puede interferir en la capacidad de interacción, comunicación y aprendizaje. Las tasas han ido aumentando constantemente: el TEA afecta ahora a uno de cada 54 niños en Estados Unidos y los niños tienen cuatro veces más probabilidades de recibir un diagnóstico que las niñas. Incluso cuando se controlan factores importantes, como la tendencia de los niños a "externalizar" los síntomas, la discrepancia se mantiene.

Una de las razones por las que los investigadores no saben más sobre por qué el autismo tiende a afectar a los niños con más frecuencia que a las niñas es el hecho de que la mayoría de los estudios se han basado en muestras con predominio masculino.

Para este estudio, los investigadores estudiaron una muestra equilibrada de niños y niñas de entre 8 y 17 años, que incluía 45 niñas y 47 niños con autismo, y 45 niñas con desarrollo típico y 47 niños con desarrollo típico.

Los investigadores se centraron en cómo los cerebros de los jóvenes con y sin TEA procesan el movimiento humano. Los niños con autismo no captan fácilmente las señales sociales y tienen dificultades para leer las reacciones.

Estudios anteriores, que se basaron principalmente en sujetos masculinos, descubrieron que una parte del cerebro llamada surco temporal superior posterior (que se cree que está implicada en el procesamiento de los estímulos auditivos y visuales) está activa en la percepción social en los niños típicos, pero responde menos en los que tienen TEA.

Utilizando una tecnología de imágenes cerebrales llamada resonancia magnética funcional, los investigadores descubrieron que la idea aceptada de que la región del surco temporal posterior superior constituye una "firma neural" para el autismo era cierta principalmente para los niños. Sin embargo, en las neuroimágenes realizadas a las niñas, descubrieron que está implicada una región diferente del cerebro, denominada estriado, que controla la cognición, la recompensa y los movimientos coordinados.

También descubrieron que las niñas con autismo tenían un mayor número de mutaciones genéticas conocidas como variaciones en el número de copias en la región del estriado. Esto sugiere que las niñas necesitan un mayor número de mutaciones genéticas para desarrollar el autismo.

El análisis genético permitió a los investigadores indagar aún más en estas diferencias. Tras examinar los datos de una base de datos genética extraída de más de 2.000 familias con al menos un hijo con TEA, volvieron a descubrir que había un mayor número de variaciones en el número de copias que contenían genes expresados en la misma región del cerebro (el cuerpo estriado) entre las niñas con autismo.

Estos hallazgos proporcionan una pista sobre lo que impulsa el perfil neural del autismo femenino y también pueden revelar lo que impulsa el "efecto protector femenino" que hace que las niñas sean menos susceptibles de desarrollar autismo.

"La esperanza, la visión, es que de alguna manera podamos manejar estos efectos protectores para entender mejor lo que hace que algunas personas sean más resistentes a desarrollar autismo y aprovechar eso de alguna manera en objetivos potenciales para el tratamiento", remacha el investigador.