MADRID 6 Jul. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Red de Investigación de Enfermedades Tropicales (RICET) perteneciente al Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Ciencia e Innovación, han identificado en Palos de la Frontera (Huelva) una variante del virus West Nile que podría proteger a los seres humanos frente a las cepas más agresivas de este mismo patógeno, transmitido por la picadura de un mosquito.
La investigación, publicada en la revista 'Emerging Infectious Diseases', describe cómo los mosquitos onubenses --de la familia 'Culex Pipiens'-- podrían estar infectando a las aves de la zona y protegiéndolas así de la entrada de otra variante más peligrosa del mismo virus. Al mismo tiempo, y teniendo en cuenta que el virus se transmite de las aves a las personas a través de la picadura del insecto, los habitantes de Huelva podrían estar siendo inmunizados de forma natural.
Para comprobar su teoría, el equipo del RICE capturó a 35.424 mosquitos en las marismas del río Odiel y en la estación biológica de Doñana. Estos mosquitos se agruparon en 1.641 lotes, de los que el 11 por ciento demostraron contener virus. Sin embargo, sólo uno de los lotes contenía el virus que se describe en el artículo publicado en la revista científica.
En este sentido, los investigadores detectaron que, en las proximidades de Sevilla y Huelva, uno de cada 200 habitantes ha sido infectado alguna vez por este virus, pero hasta ahora sólo se ha detectado un caso de enfermedad en humanos. Esto sugiere que la nueva variante de virus 'West Nile' descubierta por los científicos de la RICET podría realmente estar protegiendo a las personas de los efectos de la variante más peligrosa del mismo virus.
Dicha variante puede ser muy peligrosa si infecta a seres humanos, llegando a producir encefalitis, meningitis, parálisis flácida e incluso hepatitis fulminantes. Se mantiene en un ciclo natural en aves a través de mosquitos y el humano actúa como hospedador final, siendo posible también la transmisión a través de donaciones de sangre y de trasplantes de órganos y tejidos.
Las cepas de este virus que circulan por Europa tienen distintas patogenicidades y producen brotes autolimitados de la enfermedad. Fue a partir de la década de los años 90, cuando aumentó la frecuencia de los brotes, especialmente en la cuenca del Mediterráneo, incrementándose también el número de casos y la gravedad de la enfermedad, tanto en humanos como en equinos.