MADRID 25 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un equipo del Programa de Neurociencias del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barcelona (UB) ha descubierto un prometedor candidato biomarcador diagnóstico de la enfermedad de Parkinson.
Este candidato es un fragmento de un receptor acoplado a la proteína G (GPR37) presente en las neuronas. El estudio, publicado en la revista 'Translational Neurodegeneration' y dirigido por el doctor Francisco Ciruela, muestra que sólo los pacientes con la enfermedad de Parkinson y no con otras enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, tienen altas concentraciones de fragmento GPR37 en el líquido cefalorraquídeo.
Estos hallazgos demuestran la alta especificidad del biomarcador. "A diferencia del cerebro, podemos acceder al líquido cefalorraquídeo mucho más fácilmente. El líquido cefalorraquídeo es el espejo de lo que ocurre en el sistema nervioso. Nos puede proporcionar mucha información", ha dicho el también miembro del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Barcelona (UBNeuro).
La hipótesis más probable que explicaría este aumento sería que, cuando el receptor GPR37 llega a la superficie de las neuronas del cerebro, su dominio extracelular se cortaria y se liberaria al espacio extracelular. En consecuencia circula en concentración aumentada por el líquido cefalorraquídeo.
GPR37 es un receptor huérfano, lo que significa que no se conoce su ligando endógeno ni tiene una función neuronal reconocida. Sin embargo, el fragmento soluble que se encuentra en el líquido cefalorraquídeo de este receptor podría estar jugando un papel en la señalización celular y, por tanto, podría ser una potencial diana terapéutica para la enfermedad de Parkinson.
El futuro del receptor GPR37 Aunque los resultados obtenidos por el equipo del IDIBELL y UB son muy prometedores, el papel como biomarcador de la porción soluble de GPR37 debería validar en una cohorte más amplia para implementar su uso clínico.
En este sentido, el equipo de Neurofarmacología y Dolor acaba de recibir una beca de la Fundación Michael J. Fox para la investigación del Parkinson que les permitirá definir cuidadosamente la sensibilidad, la especificidad y el límite de detección del nuevo biomarcador.
Este proyecto será una colaboración con el Instituto Karolinska de Estocolmo, concretamente con el grupo del docto Por Svenningsson. Se trata de un proyecto de tres años con una financiación de 125.033,17 euros.