MADRID, 19 Nov. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Centro de Tecnología Biomédica (CTB) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y de la Yuri Gagarin State Technical University (Rusia) han conseguido desarrollar un nuevo método que permite evaluar la inteligencia y la personalidad analizando datos neurofisiológicos del cerebro humano.
En su estudio, los científicos han analizado el electroencefalograma (EEG) registrado durante la realización de tareas cognitivas elementales, y han descubierto que existe un vínculo entre las características del EEG, las capacidades mentales y los rasgos de personalidad. Los resultados obtenidos, que han sido publicados en la revista 'Plos One', pueden ayudar en las pruebas y el diagnóstico de habilidades personales y destrezas para realizar tareas operativas complejas, según los científicos.
Para medir esas tareas cognitivas utilizarno las tablas de Schulte, un instrumento basado en lápiz y papel para evaluar la capacidad cognitiva elemental o la velocidad mental. De acuerdo con las características particulares encontrados en la estructura del EEG, dividieron a los sujetos participantes en el estudio en tres grupos. Aplicaron el Cuestionario del Factor de Personalidad Dieciséis (16PF) para evaluar sus rasgos de personalidad.
"Encontramos que cada grupo exhibió una puntuación diferente en la escala de personalidad, como calidez, razonamiento, estabilidad emocional y dominio", explica Alexander Pisarchik, investigador del Laboratorio de Envejecimiento del CTB y uno de los autores del estudio.
Los sujetos del grupo I podían realizar tareas que nunca antes habían hecho de un modo inmediato y mantener su eficiencia de trabajo a un ritmo relativamente alto, por encima de un nivel medio-bajo. El descifrado psicológico de las pruebas incluyó los comentarios sobre la creatividad en el desempeño de la prueba y los cambios rápidos a nuevas tareas.
En la prueba personal, tales sujetos tenían una pronunciada tendencia a trabajar solos, alto intelecto, mente analítica, pensamiento crítico, intolerancia a la incertidumbre y un retraso en la toma de decisiones. Además, exhibieron autocontrol, falta de ansiedad, un liderazgo pronunciado y un deseo de dominar en el grupo. La hipótesis del estudio indica que la creatividad y el intento de optimizar su trabajo llevaron a una disminución de su eficiencia de trabajo.
DIFERENTES GRUPOS
Por su parte, los sujetos del grupo II intentaron desarrollar una estrategia para simplificar el desempeño de la tarea. Durante la realización de la primera tarea estuvo presente una lateralización máxima de la actividad de alta frecuencia, es decir, la actividad en el hemisferio derecho fue mucho más pronunciada. Esto significa que durante la primera tarea, la estrategia aún no estaba desarrollada.
Durante las siguientes tareas, se redujo la carga en el hemisferio derecho en estos temas. Como resultado, los sujetos del grupo II demostraron una mayor eficiencia de trabajo que los sujetos del grupo I. Estos sujetos necesitaron poco tiempo para la adaptación y no se cansaron, ya que podían mantener un buen ritmo de trabajo durante mucho tiempo. Sus perfiles personales combinaron armoniosamente altas puntuaciones en intelecto, madurez emocional y autocontrol.
A diferencia del grupo II, los sujetos del grupo III realizaron la tarea sin ningún intento de desarrollar una estrategia para simplificarla, aunque su eficiencia de trabajo se mantuvo alta. Esto fue confirmado por la prueba psicológica. "Suponemos que los sujetos de este grupo tienen dificultades para mantener una alta eficiencia de trabajo durante un tiempo prolongado", explican.
Sus pruebas personales mostraron una marcada preferencia por trabajar solos con bajo autocontrol, intolerancia a la incertidumbre y un retraso en la toma de decisiones, que puede manifestarse por la ansiedad. También demostraron alto intelecto, mente analítica, pensamiento crítico y un espíritu para la experimentación.
"En resumen, encontramos un vínculo entre las características del EEG, las capacidades mentales y los rasgos de personalidad. El factor de inteligencia, que era muy bajo en los sujetos del grupo II y no reflejaba su creatividad en el desarrollo de nuevas estrategias, finalmente resultó en un rendimiento laboral mucho más alto", concluye Pisarchik.