BARCELONA 8 Mar. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Vall d'Hebron Instituto de Investigación (VHIR) han dado un paso adelante en la personalización de las terapias contra la hepatitis B y C, mediante la aplicación de tecnologías de análisis genético y molecular.
El proyecto consiste en aplicar la pirosecuenciación ultrasensible y el análisis bioinformático, junto con otras tecnologías de análisis, y minimizar así los costes sanitarios y los efectos secundarios que padecen los enfermos, desarrollando las herramientas diagnósticas más sencillas y útiles para identificar cuál es el mejor tratamiento para cada paciente.
El VHIR colabora con Roche Diagnostics, ABL y el Centro de Investigación Biomédica en Red Enfermedades Hepáticas y Digestivas (Ciberehd), en un acuerdo financiado por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación.
El convenio, denominado 'Estudio de quasiespecies de los virus de la hepatitis B y C y de polimorfismos genómicos asociados a respuesta al tratamiento antiviral por pirosecuenciación', permitirá diseminar los resultados entre la comunidad científica y empresarial después de analizar en cifras el resultado de las investigaciones.
Roche y ABL orientarán la capacidad tecnológica, la experiencia y el conocimiento de los investigadores del VHIR y Ciberehd en la investigación de mutaciones y terapéutica experimental en hepatitis B y C, en la caracterización de los factores pronóstico de respuesta al tratamiento con antivirales contra la hepatitis B y C, en genómica computacional, regulación génica y ultrasecuenciación.
La infección por el virus de la hepatitis C es un problema que afecta al 3% de la población mundial, una enfermedad crónica que padecen cerca de 200 millones de personas.
Una gran parte de los pacientes infectados la adquirieron entre 15 y 25 años antes de la identificación del virus y el desarrollo e implementación de los tests de diagnóstico.
La infección es asintomática hasta llegar a fases avanzadas en las que aparecen complicaciones como la cirrosis descompensada o el carcinoma hepatocelular.
Mientras que en las primeras fases los recursos para controlarla son muy pocos, en las avanzadas son enormes, y un porcentaje significativo de pacientes requieren un trasplante hepático con el consiguiente aumento en los costes directos e indirectos, pérdida de calidad de vida y aumento de la morbimortalidad.
El virus de la hepatitis B ha infectado a 2.000 millones de personas en el mundo, 400 millones de las cuales lo padecen de forma crónica y evoluciona en muchos casos (25%-40%) hacia la cirrosis y el carcinoma hepatocelular, siendo una de las causas principales de muerte.