MADRID, 7 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores de la Washington State University (Estados Unidos) ha encontrado niveles "sorprendentemente altos" de contaminantes, entre ellos formaldehído y posiblemente mercurio, en hogares cuidadosamente monitoreados.
La contaminación del aire, ya sea dentro o fuera de un edificio, tiene un impacto significativo en la salud de las personas, incluyendo su corazón, pulmones, cerebro y salud neurológica. Pero, mientras que ha ido aumentando la regulación de la contaminación del aire exterior en los últimos 40 años, existe "poca regulación" del aire en los hogares de las personas, lamentan los científocs.
"Las leyes de construcción generalmente requieren que las casas sean estructuralmente sólidas y que las personas se sientan cómodas, con un impacto mínimo de los olores y la humedad. La gente piensa que la contaminación del aire es un problema al aire libre, pero no reconocen que se están exponiendo a tasas de emisión mucho más altas dentro de sus hogares", comenta Tom Jobson, autor principal del trabajo, publicado en la revista 'Building and Environment'.
Estas emisiones provienen de una variedad de fuentes, tales como materiales de construcción, muebles, productos químicos para el hogar, y de actividades de la gente como cocinar. Una de las maneras de eliminar los productos químicos nocivos es con ventilación hacia el exterior. "Pero, con la creciente preocupación por el cambio climático y el interés en reducir el uso de energía, los constructores están tratando de hacer que las casas sean más herméticas, lo que podría estar empeorando el problema sin darse cuenta", advierten.
En su estudio, los investigadores observaron una variedad de hogares, con el fin de reflejar los estilos de vivienda típicos y la edad en Estados Unidos. Así, encontraron que los niveles de formaldehído se elevaban en los hogares a medida que aumentaban las temperaturas en el interior, entre tres y cinco partes por billón cada vez que la temperatura aumentaba un grado Celsius.
El trabajo muestra cómo las olas de calor y el cambio climático regional podrían afectar la calidad del aire interior en el futuro. "A medida que la casa se calienta, hay mucho más formaldehído en la casa. Los materiales son más calientes y emiten gases a mayor velocidad. A medida que la gente pasa un verano caluroso sin aire acondicionado, va a estar expuesta a concentraciones mucho más altas de contaminantes en su interior", apunta Jobson.
Los investigadores también han evidenciado que los niveles de contaminación variaban a lo largo del día: eran más altos en la tarde y más bajos en la madrugada. "Hasta ahora, los fabricantes y constructores han asumido que los contaminantes permanecen iguales durante todo el día mientras consideran las emisiones de sus materiales, por lo que tal vez no tengan una idea real de cuánta contaminación está expuesta la gente en interiores" valora.