MADRID 21 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han hallado un derivado sintético de la morfina que, al ser administrado en ratas, muestra un efecto analgésico cien veces más potente y dos veces más duradero que la morfina, además de tener menos efectos secundarios, según publica en su último número la revista 'Journal of Medicinal Chemistry'. De este modo, se abre la puerta al diseño de nuevos y mejores analgésicos para el tratamiento del dolor crónico y severo.
Según explicó uno de los autores de la investigación, Gregorio Valencia, a pesar de que en los últimos 40 años se han descubierto nuevos compuestos con capacidad analgésica, hasta ahora "no ha habido avances significativos en el repertorio de fármacos disponibles para el tratamiento del dolor crónico".
Los investigadores han partido de un metabolito natural de la propia morfina, el M6G, con probadas propiedades analgésicas, y han reemplazado su parte glucorónida por un azúcar simple, la manosa, dando lugar a un nuevo compuesto (morfina-6-alfa-D-manósido). Al ser administrado en ratas por vía intraperitoneal, este compuesto ha demostrado ser cien veces más potente que la morfina y tener unos efectos dos veces más duraderos.
Además, añadió este experto, "no produce tolerancia tras una administración prolongada ni cambios significativos en el metabolismo", mientras que tampoco se observaron cambios en la presión sanguínea ni en el ritmo cardíaco de las ratas estudiada.
El dolor crónico es un problema de salud de grandes dimensiones sociales que, además del propio sufrimiento e incapacidad de quien lo padece, causa grandes costes médicos y pérdida de productividad. "A pesar de los recientes avances en química medica y biología molecular, aún falta una solución efectiva para el dolor crónico y severo", explicó Valencia.
El fármaco más usado para tratar el dolor crónico, la morfina, tiene importantes efectos secundarios, desde depresión respiratoria, tolerancia, dependencia y estreñimiento. Al actuar sobre el sistema nervioso central, sólo una pequeña cantidad de la dosis es capaz de cruzar la barrera sangre-cerebro y alcanzar los receptores opioides.
Tras ser administrada, la morfina es metabolizada por las enzimas del hígado y hasta un 90 por ciento de la dosis se convierte en los metabolitos M3G y M6G, más fáciles de excretar por los riñones. "Durante mucho tiempo se pensó que estos metabolitos cumplían tan sólo una función desintoxicante y no tenían ninguna actividad biológica, sin embargo, se ha encontrado que M6G sí que tiene propiedades farmacológicas similares a las de la morfina", explicó Valencia.
Sin embargo, según se observa en su administración en ratas, los metabolitos pueden ser el "punto de partida para el diseño de nuevos y mejores analgésicos", afirmó Valencia. Los investigadores también han analizado a qué es debida la mayor eficacia del nuevo compuesto, llegando a la conclusión de que se trata del distinto comportamiento dinámico de ambas sustancias más que a una modificación de su estructura molecular, como han señalado otros investigadores.
El proyecto ha sido financiado por la Fundació La Marató de la cadena de televisión TV3 y en la investigación han participado los científicos del CSIC Gregorio Valencia, Gemma Arsequell y Mariona Salvatella, del Instituto de Química Avanzada de Cataluña; Alfonso Fernández Mayorales, del Instituto de Química Orgánica General (centro del CSIC en Madrid); Marco Fontanella, Chiara Venturi y Jesús Jiménez Barbero, del Centro de Investigaciones Biológicas (centro del CSIC en Madrid); y Ezequiel Marrón y Raquel E. Rodríguez del Instituto de Neurociencias de Castilla y León, de la Universidad de Salamanca.