MADRID, 2 Dic. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Organización Médica Hadassah de Israel han creado las primeras células humanas masculinas y femeninas del mundo, con el mismo código genético, a partir de la misma persona y que sólo difieren en los cromosomas sexuales.
Dado que las células madre pueden madurar hasta convertirse en cualquier célula del cuerpo humano, este nuevo modelo permite una clara demostración en laboratorio de las diferencias de género.
Según el estudio, publicado en la revista científica 'Stem Cell Report', esto permitirá estudiar las diferencias entre los sexos en todos los tipos de células y comprender si la causa de una diferencia es la composición de los cromosomas sexuales o la diferencia en el perfil hormonal.
El investigador principal del estudio es el doctor Benjamin Reubinoff, pionero en el campo de la investigación con células madre embrionarias.
"Se trata de un gran avance en el campo de la medicina de género. El mundo de la ciencia médica reconoce hoy la gran importancia de las diferencias entre mujeres y hombres. El sistema único de células madre que hemos desarrollado conducirá a nuevos descubrimientos sobre las diferencias de género, puede ayudar a comparar la eficacia y toxicidad de los medicamentos y puede contribuir al desarrollo de una mejor medicina adaptada a hombres y mujeres", ha comentado
En los últimos años se ha ido comprendiendo que las diferencias de género pueden afectar a la salud al determinar el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades, así como el curso que éstas tomarán. Por ejemplo, las mujeres tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple y la artritis reumatoide.
Mientras tanto, los hombres son más propensos a tener una morbilidad más importante cuando se infectan con COVID-19 y otras enfermedades infecciosas. También hay diferencias en la morbilidad cardíaca y en diversos trastornos psiquiátricos, así como entre la eficacia y los efectos secundarios de los medicamentos para hombres y mujeres.
Cada vez más, los investigadores médicos, las empresas farmacéuticas y las autoridades sanitarias se han ocupado de la variación de género y de la necesidad de ajustar los tratamientos y las dosis de los medicamentos al sexo del paciente.
Sin embargo, la investigación en el campo de la medicina de género ha sido un reto porque no hay gemelos genéticamente idénticos, uno de los cuales es varón y el otro es mujer.
Ha sido necesario analizar a un gran número de mujeres y hombres para superar la varianza genética natural entre los seres humanos, que enmascara las diferencias entre los sexos. Además, cuando se han encontrado diferencias, ha sido imposible saber si se deben a los cromosomas sexuales o a la diferente composición hormonal de mujeres y hombres. El nuevo modelo supera estas dificultades, según los investigadores.
Para desarrollar las células madre únicas, el doctor Reubinoff y su equipo utilizaron las células sanguíneas de un hombre con el síndrome de Klinefelter, a consecuencia del cual tiene un cromosoma X extra (XXY). Esta enfermedad genética se da en 1 o 2 de cada 1.000 hombres.
El donante de células sanguíneas del estudio era único y uno de los pocos enfermos de Klinefelter del mundo cuya sangre también tenía pequeñas subpoblaciones de células masculinas (XY) y femeninas (XX) normales.
Las células sanguíneas del donante se transformaron en células madre pluripotentes inducidas y se aislaron células madre genéticamente idénticas, salvo que eran masculinas o femeninas.
Las células madre pluripotentes son capaces de convertirse en diferentes tipos de células necesarias para fines terapéuticos; las células madre aisladas pueden madurar hasta convertirse en cualquier tipo de célula y, por tanto, son ideales para desarrollar modelos celulares para estudiar las diferencias relacionadas con el sexo en todos los tipos de células humanas.
Además, las células madre permiten estudiar las diferencias entre hombres y mujeres, tanto en ausencia como en presencia de hormonas sexuales, y distinguir entre las influencias genéticas y hormonales en las diferencias de género.
