MURCIA 3 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del equipo de 'Alimentación y Salud', perteneciente al grupo de Calidad, Seguridad y Bioactividad de Alimentos Vegetales del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (Cebas-CSIC) en Murcia, han publicado un estudio en la revista 'Molecular Nutrition & Food Research', donde demuestran el papel crucial de la flora o microbiota intestinal a la hora de transformar en el organismo moléculas presentes en la granada (llamadas polifenoles) que previenen el riesgo cardiovascular.
Según se desprende del estudio, "los millones de bacterias que anidan en nuestro intestino son como una 'huella dactilar' específica en cada persona".
"No solo son capaces de enfermarnos físicamente y de agriar nuestro estado anímico, sino que además pueden ser determinantes a la hora de decidir sobre los beneficios que aportan los alimentos", indica.
Por ello, se plantean evaluar si el efecto del consumo de la granada en los lípidos sanguíneos de personas obesas "podría ser diferente según su microbiota intestinal", explica Juan Carlos Espín, investigador principal del estudio.
Este equipo del Cebas-CSIC fue pionero en el mundo al identificar que cuando ingerimos ciertos polifenoles antioxidantes, denominados elagitaninos, presentes en la granada, las fresas o las nueces, la microbiota intestinal los transforman en otras moléculas más simples, llamadas urolitinas, que pueden considerarse como antiinflamatorios naturales preventivos frente a enfermedades gastrointestinales, cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
Pero esto no ocurre igual en todas las personas, ya que la población se divide en tres grupos (conocidos como 'metabotipos') según el tipo de urolitinas que forman, lo cual depende precisamente de sus bacterias intestinales.
Medio centenar de voluntarios sanos pero obesos y con edad media de 46 años participaron en el ensayo clínico. Todos consumieron dos dosis de extracto de granada y un placebo en diferentes fases del estudio.
Cada tratamiento duró tres semanas y el ensayo se prolongó durante seis meses. Se evaluó el efecto en 24 marcadores de riesgo cardiovascular, incluyendo hasta 20 tipos de lípidos sanguíneos y sus formas oxidadas. Además, los participantes fueron agrupados según su metabotipo, que fue identificado a través de muestras de orina.
Al inicio del estudio, un primer resultado relevante fue comprobar que los voluntarios del llamado 'metabotipo B' (el 32%) presentaban valores de colesterol total (235 mg/dL, superior al máximo aceptable de 200 mg/dL), colesterol 'malo' (LDL) y de su forma oxidada (LDLox), entre otros, muy por encima de la media del resto de participantes. Por tanto, las personas obesas con metabotipo B, aun estando sanas, tenían más riesgo cardiovascular que las obesas de metabotipo A o 0.
Los resultados del ensayo clínico han confirmado que solo el grupo de voluntarios con metabotipo B experimentó una mejora notable de su salud cardiovascular al ingerir extracto de granada.
Es decir, la granada no ejerció el mismo efecto en todas los sujetos y esto dependió de su diferente flora intestinal: un ejemplo de 'nutrición personalizada'.
La respuesta parece residir en un posible desequilibrio en la microbiota intestinal (llamado 'disbiosis') en sujetos del tipo B. "Que una persona pertenezca a este metabotipo B quizá puede interpretarse como un 'semáforo' que alerta de una posible disbiosis, y esto puede relacionarse con obesidad y enfermedades cardiometabólicas", explican los investigadores.
En cuanto al efecto exclusivo de la granada en los de metabotipo B, este equipo sigue estudiándolo pero sospecha que quizá haya bacterias relacionadas con el riesgo cardiovascular, no presentes (o en menor cantidad) en los otros metabotipos, y que disminuyen tras el consumo de granada.
A raíz de esta investigación, Espín y sus colegas continuarán investigando sobre la alimentación 'a medida' porque defienden que "al igual que existe la 'medicina personalizada', caminamos hacia la 'nutrición personalizada', donde los alimentos y dietas van dirigidos a obtener el beneficio máximo y específico de una persona".
Este estudio se enmarca dentro de las líneas de investigación de este equipo, acreditado como 'Grupo de Excelencia' por la Fundación Séneca de Murcia, y ha sido financiado por el Proyecto Europeo 'Bacchus' y por el Plan Nacional de Investigación, con la colaboración de la empresa Laboratorios Admira S.L. (Alcantarilla, Murcia).