Una investigación espacial crea un modelo para medir la presión del cráneo con ondas de sonido a través de auriculares

Actualizado: viernes, 21 diciembre 2012 15:20

MADRID 21 Dic. (EUROPA PRESS) -

Una investigación espacial ha desarrollado un nuevo método para medir la presión dentro del cráneo utilizando sencillas ondas de sonido provenientes de unos auriculares, según ha informado la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés).

El dispositivo es un efectivo sistema de aviso temprano para pacientes en fase de recuperación que hayan sufrido algún daño en la cabeza o algún tipo de cirugía cerebral.

Y es que, al igual que con la presión de la sangre, el cuerpo controla la presión del fluido que rodea al cerebro para amortiguarlo con respecto al cráneo. Así, cuando los astronautas están en órbita, es su sistema de control de presión corporal el que regula la acumulación de fluidos. Por ello, las agencias espaciales están muy interesadas en comprender cómo funciona y cómo se adapta a la ausencia de gravedad.

En 1994, el investigador de la Universidad de Auvergne en Clermont-Ferrand (Francia), Paul Avan, estudió la posibilidad de medir los cambios en la presión mirando en una zona conectada que no fuera la zona intracraneal: la presión del oído interno. Para ello, creó un dispositivo que emite sonidos hacia el interior del oído y registra el eco con el fin de calcular el cambio en la presión que se da entre lecturas.

Paul estaba trabajando en este sistema para medir la presión intracraneal cuando la agencia espacial francesa (CNES), le pidió que la utilizara en un vuelo parabólico que permaneció durante 22 segundos en ingravidez. Así, y tras este comienzo, fue mejorado durante un estudio de reposo de la ESA organizado el año pasado junto con el Centro Aeroespacial Alemán DLR.

El resultado ha sido un ordenador del tamaño de un disco duro portátil que produce y analiza el sonido y que puede utilizarse incluso en entornos ruidosos como la sala de urgencias de un hospital.

No obstante, el dispositivo seguirá probándose a lo largo del año 2013 en la base internacional de investigación Concordia, en la Antártida. En un experimento patrocinado por la ESA, los miembros del equipo medirán los cambios de presión en sus cráneos mientras vivan en esta base aislada, situada a 3.200 metros de altitud.