MADRID 14 Feb. (EUROPA PRESS) -
La Asociación Americana del Corazón (Estados Unidos) ha elaborado una nueva declaración científica que ha publicado en la revista 'Go Red for Women issue of Circulation'. En la misma, se destaca que las enfermedades cardíacas son la principal causa de muerte entre las mujeres. A la vez se presenta evidencia emergente en la que se han identificado varios factores de riesgo específicos de género para las enfermedades cardíacas en las mujeres, incluidas las complicaciones durante el embarazo y la menopausia prematura.
De esta forma, los expertos enfatizan la necesidad de estrategias de prevención para reducir los resultados cardiovasculares adversos y lograr la equidad en salud, particularmente entre mujeres de diversos grupos raciales y étnicos o comunidades subrepresentadas.
Así, la nueva declaración científica de la Asociación Estadounidense del Corazón, 'Oportunidades en el período posparto para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares después de resultados adversos en el embarazo' resume la evidencia actual sobre cómo controlar los factores de riesgo de enfermedades cardíacas durante el embarazo y promover la salud cardiovascular en las mujeres después del parto utilizando las métricas de salud cardiovascular.
Se estima que entre el 10% y el 20% de las mujeres experimentan complicaciones durante el embarazo, como presión arterial alta, diabetes gestacional y/o parto prematuro (parto antes de las 37 semanas). Estas complicaciones suelen surgir debido a cambios metabólicos y vasculares durante el embarazo. Los resultados adversos del embarazo son cada vez más comunes y se consideran factores de riesgo importantes para futuras complicaciones a largo plazo, incluido un mayor riesgo de por vida de enfermedad cardíaca, insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular, enfermedad renal crónica o demencia vascular.
En concreto, el trabajo resume varias evidencias. Entre otras, que la presión arterial alta es la afección cardiovascular más prevalente durante el embarazo y, en las últimas dos décadas, ha habido un aumento del 25% en la preeclampsia, una afección caracterizada por presión arterial alta y niveles elevados de proteínas en la orina durante el embarazo.
Por otra parte, las mujeres que experimentan presión arterial alta durante el embarazo tienen un riesgo de dos a cuatro veces mayor de desarrollar hipertensión crónica entre 2 y 7 años después del parto en comparación con las mujeres con presión arterial normal durante el embarazo.
Asimismo, las mujeres que han tenido diabetes gestacional tienen ocho veces más probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2 posteriormente en comparación con las mujeres que no tuvieron diabetes gestacional. La diabetes gestacional previa también se asocia con diabetes gestacional recurrente en embarazos futuros.
Igualmente, la obesidad aumenta el riesgo de hipertensión arterial durante el embarazo, diabetes gestacional y futuras enfermedades cardíacas. La obesidad también se asocia con presión arterial alta persistente después del embarazo. Siendo así, las mujeres con antecedentes de uno o más resultados adversos del embarazo experimentan ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares a edades más tempranas en comparación con las mujeres que no tuvieron complicaciones en el embarazo.
Según el comunicado, la detección temprana y el tratamiento de los factores de riesgo de enfermedades cardíacas, como la presión arterial alta, la diabetes tipo 2 y el colesterol alto, después del embarazo pueden ayudar a prevenir futuros ataques cardíacos, insuficiencia cardíaca y accidentes cerebrovasculares, especialmente entre aquellas que han experimentado una o más complicaciones durante el embarazo.
Es igualmente destacable que los determinantes sociales de la salud, como la raza y el origen étnico, el nivel socioeconómico y la geografía (comunidades rurales versus urbanas), también afectan la prevalencia de las complicaciones del embarazo y contribuyen de manera clave a las disparidades en los factores de riesgo de enfermedades cardíacas prenatales, el acceso a la atención y los resultados tanto en la madre, como en el bebé.
Ante toda esta evidencia, se concluye que el primer año después del parto es un momento crítico para evaluar el riesgo de enfermedad cardíaca a largo plazo e implementar cambios y tratamientos en el estilo de vida, si es necesario, para mejorar la salud cardíaca de las mujeres y reducir el riesgo de futuras complicaciones del embarazo para las personas que planean embarazos futuros. En particular, la atención sanitaria en el "cuarto trimestre" (12 semanas después del parto), adaptada a los trastornos del embarazo, tiene un gran potencial para mejorar la salud cardiovascular a lo largo de la vida.
Por otra parte, en cuanto a las diferencias de género, los estudios muestran que el riesgo de accidente cerebrovascular a lo largo de la vida es comparable para mujeres y hombres, pero las mujeres con accidente cerebrovascular isquémico tienen menos probabilidades de ser transportadas al hospital por servicios médicos de emergencia y de recibir imágenes y anticoagulantes rápidamente. Las mujeres también tienen más probabilidades de morir dentro de los 30 días posteriores a la hospitalización por accidente cerebrovascular.
Siendo así, se necesitan intervenciones de salud pública centradas en los determinantes sociales de la salud para optimizar la salud cardiovascular a lo largo de la vida de una mujer. Se necesita más investigación sobre prevención y tratamiento cardiovascular para mujeres, centrándose en personas de comunidades de bajos recursos.