MADRID 22 Feb. (EUROPA PRESS) -
Los inmigrantes consumen menos medicamentos que los españoles, según se desprende del estudio 'Patrones de consumo de medicamentos en la población inmigrante', una investigación llevada a cabo por profesores de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos y dirigida por Pilar Carrasco-Garrido, que acaba de ser publicada en la revista 'Pharmacoepidemiology and Drug Safety'.
En concreto, el 55,8 por ciento de los inmigrantes declaran haber consumido alguna medicación en las dos últimas semanas, 13,22 puntos por debajo de los españoles. La investigación ha sido realizada con los datos de la Encuesta Nacional de Salud de España realizada entre los años 2006 y 2007 incluye una muestra de 29.478 personas mayores de 16 años, de las que 1.436 proceden de países extracomunitarios y 619 serían inmigrantes procedentes de la UE, Estados Unidos y Canadá.
De acuerdo a la investigación, los españoles consumen 7,56 veces más de medicinas para enfermedades coronarias (9,38% frente a 1,24%), cinco veces más de medicamentos contra el colesterol (13,36% frente 2,58%), 4,1 veces más de medicación para la diabetes (el 7,79% frente al 1,87%), 3,6 veces más medicamentos para la presión sanguínea (26,04% frente al 7,23%), 2,4 veces más de antidepresivos y estimulantes (el 8,97% frente al 3,67%), 2,3 veces más de medicinas para el reumatismo (el 8,77% frente al 3,75%) y 2,05 veces más de tranquilizantes, relajantes musculares y pastillas para dormir (16,48% frente a 8,02%).
En cambio los inmigrantes consumen más analgésicos (el 53,09% frente al 49,31%), más medicamentos contra la gripe, el catarro y el dolor de garganta (21,79% frente al 16,01%), vitaminas y minerales (12,05% frente al 8,67%) y píldoras contraceptivas (el 9,71% frente al 3,65%).
Sin embargo, las variables que se relacionan con el consumo de medicamentos son las mismas, es decir que consumen más medicamentos las mujeres que los hombres (casi el doble), las personas más mayores que los jóvenes, los pacientes con enfermedades crónicas y las que tienen una percepción negativa de su salud.
"Además, es curioso observar como el uso de las llamadas medicinas alternativas se relaciona significativamente con un mayor consumo de medicamentos, casi el doble entre los inmigrantes económicos. Estas prácticas se han observado en países como Estados Unidos, y Canadá que disponen de experiencia consolidada en el conocimiento de la salud de su población inmigrante", señala Carrasco-Garrido.