MADRID, 14 Feb. (EUROPA PRESS) -
Un baño corto e intenso en agua fría puede ofrecer una alternativa a los analgésicos potentes y la fisioterapia para aliviar el dolor persistente severo después de la cirugía, sugieren los médicos en la revista 'BMJ Case Reports'. Llegaron a sus conclusiones después de llevar a cabo un procedimiento quirúrgico (simpatectomía torácica endoscópica) en un hombre de 28 años para controlar su exceso de rubor facial.
La cirugía implicaba cortar los nervios desencadenantes dentro de su pecho. El procedimiento en sí fue exitoso, pero diez semanas más tarde, la prescripción postoperatoria habitual de fuertes analgésicos y la fisioterapia por etapas apenas había hecho mella en la gravedad de su dolor.
El hombre explicó que el ejercicio y el movimiento empeoraron el dolor y le impidieron completar su rehabilitación y recuperación. Además, el dolor constante le causó una gran angustia y arruinó su calidad de vida. Antes de su cirugía, el joven había sido un entusiasta triatleta, y había nadado competitivamente en aguas abiertas. Pensó que un baño de agua fría, al menos, le proporcionaría alguna distracción del dolor abrasador.
Regresó al mismo lugar costero donde tuvo lugar el triatlón y la única forma de entrar al agua es zambullirse desde un promontorio rocoso, explicó el paciente. Los competidores se ven obligados a nadar durante aproximadamente 60 segundos antes de poder llegar a tierra firme.
Para su sorpresa, el joven no sintió dolor mientras estaba en el agua, pero tampoco lo ha sentido desde entonces, informan los autores de la investigación, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido. Su calidad de vida preoperatoria se ha restaurado completamente y ha reanudado sus actividades deportivas habituales sin recurrir a ningún analgésico.
UNA OLEADA DE ACTIVIDAD EN EL SISTEMA NERVIOSO SIMPÁTICO
Éste es solo un informe de caso y los autores advierten: "Debido a la naturaleza de los informes de casos retrospectivos, no está claro, sin más evidencia, si la exposición a la natación en agua fría se relaciona causal y específicamente con la remisión del dolor". Pero dado el margen de tiempo y la ausencia de explicaciones alternativas que no sean pura casualidad, parece como si la inmersión en agua fría hubiera proporcionado un alivio instantáneo del dolor, al menos en este caso, se aventuran.
Los investigadores admiten que no está claro cómo pudo haber sucedido, pero creen que hay algunas posibles explicaciones biológicas. El impacto de la repentina inmersión en agua fría podría haber inducido una ola de actividad del sistema nervioso simpático: la respuesta del cuerpo a esto se ha relacionado con un estado alterado de conciencia, lo que a su vez podría haber alterado la percepción del dolor, ofreciendo un alivio instantáneo.
En cuanto a por qué el dolor del hombre desapareció por completo a largo plazo, los autores sugieren que su movilidad reducida podría haber ayudado a mantener el dolor; el alivio del dolor que sintió en el agua le habría permitido moverse libremente, rompiendo ese ciclo.
El dolor nervioso puede ser muy difícil de tratar y se asocia con cambios estructurales en el cerebro y un legado de problemas psicológicos si no responde al tratamiento convencional, señalan los autores. Un descenso del agua fría podría tener éxito donde los analgésicos fracasan, sugieren, pero solo si está respaldado por pruebas más sustanciales.
"Se necesita más investigación prospectiva [exploratoria] para evaluar si se replican los resultados y la viabilidad de la natación forzada en agua fría como una intervención natural potencialmente efectiva para mejorar los resultados de recuperación de las complicaciones postoperatorias comunes", escriben.