MADRID 19 Mar. (EUROPA PRESS) -
El Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS) ha presentado este martes el Informe sobre Radiofrecuencias y Salud (2020-2022), en el que se concluye que, a los niveles habituales de exposición, no existe evidencia de una posible relación entre los campos electromagnéticos de radiofrecuencia (CEM-RF) y la salud humana, como por ejemplo el riesgo de cáncer, sobre todo del sistema nervioso.
"No hay evidencia de relación causa-efecto claro en diferentes estudios entre los gliomas u otros tipos de cáncer y la CEM-RF", ha señalado el director científico de la organización, Alberto Nájera. Si bien se puede observar algún incremento en la incidencia epidemiológica, esta está justificada por una mejora en el diagnóstico, bien por un diagnóstico precoz o por mejora en las pruebas diagnósticas que antes no se hacían.
En concreto, para que una relación fuera causal entre el uso de teléfonos móviles y el cáncer de encéfalo, se esperaría una tendencia creciente en el período posterior al despliegue masivo de la telefonía móvil y ninguna tendencia en los períodos anteriores. Sin embargo, se observa todo lo contrario. La tendencia de los gliomas asciende con cierta intensidad hasta 1998-1999 y, a partir de este momento, la tendencia es prácticamente estable hasta el final del periodo.
Por tanto, no se han producido cambios relevantes desde la publicación del informe previo de CCARS (2016-2019) en lo que respecta a los efectos de los CEM-RF sobre la salud humana.
AFECTACIÓN A LA FERTILIDAD
Por otro lado, tal y como ha detallado Nájera, "la relación entre los CEM-RF y la fertilidad masculina, los niveles de testosterona y otras alteraciones relacionadas no están suficientemente analizadas como para establecer una relación de causa y efecto". Además, las investigaciones sobre la asociación de los CEM en mujeres embarazadas y las posibles alteraciones en el desarrollo posterior de los niños tampoco son concluyentes.
Asimismo, el informe señala que los síntomas como insomnio y cefalea atribuidos a los CEM son muy subjetivos y pueden estar influenciados por múltiples factores, incluida la propia preocupación de los individuos. "Además, los efectos en el sueño se asocian más al uso del teléfono que a la radiación", ha señalado Nájera.
Por otro lado, la evidencia sobre los efectos de los CEM-RF de dispositivos de comunicación en síntomas subjetivos, cognición y comportamiento en niños y adolescentes es baja o inadecuada. No obstante, se recomienda "encarecidamente" realizar investigaciones sistemáticas y de alta calidad en estos grupos de edad, considerados como sensibles.
En este punto, el informe recuerda que es "crucial" que los estudios y análisis sistemáticos sobre los efectos de los CEM-RF no estén influenciados por sesgos ideológicos, políticos o de la industria, para obtener resultados fiables y objetivos.
HIPERSENSIBILIDAD ELECTROMAGNÉTICA
Además, Nájera ha recordado que la hipersensibilidad electromagnética (HE) no está reconocida como una enfermedad en ninguna parte del mundo, y la evidencia científica disponible no permite demostrar una relación causal entre exposición a CEM-RF y los síntomas que sufren las personas que refieren este trastorno.
En cuanto a los síntomas, los pacientes con HE reportan predominantemente trastornos del sueño, astenia, dolores de cabeza, problemas de memoria y concentración, mareos, dolores musculoesqueléticos, afecciones de la piel, y trastornos del estado de ánimo.
Por último, ha advertido sobre la desinformación que existe en la sociedad en este aspecto. "Ahora es fácil encontrar iconografías que demuestran un claro desconocimiento de cómo funciona un teléfono móvil", ha advertido el director científico, para añadir que, si se sitúan las antenas lejos de los móviles, se hace necesario incrementar la intensidad de los mismos. También ha alertado de que han "calado" los movimientos en los colegios contra las redes Wi-Fi y las iconografías que relacionan el uso del móvil con el cáncer de cerebro.