La inflamación es un factor principal de la muerte de células adiposas, lo que abre nuevas vías contra la obesidad

Actualizado: martes, 7 mayo 2013 15:52

SEVILLA 7 May. (EUROPA PRESS) -

Un estudio llevado a cabo por especialistas del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), dirigidos por el investigador del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga Francisco Tinahones, ha revelado que la inflamación es una de las principales causas de la muerte celular por apoptosis en el tejido adiposo. Con ello, se abre nuevas vías de actuación en la lucha contra la obesidad, al 'destapar' posibles dianas terapéuticas para prevenir las enfermedades metabólicas.

Según han informado este martes desde el propio CIBERobn, junto a la constatación de que la inflamación es la responsable de que las células del tejido adiposo tengan mayor susceptibilidad a morir, el hallazgo revela también que un incremento en el peso conlleva un aumento de apoptosis en el tejido adiposo. Esto, a su vez, "provoca un efecto adverso, pues si se produce un mayor aporte de energía se requieren más adipocitos para almacenarla; y una disminución de células adiposas en esas circunstancias eleva el riesgo de padecer enfermedades metabólicas", sostiene el propio Tinahones.

La apoptosis, una forma de muerte celular programada que se desencadena a partir de señales celulares controladas genéticamente, es fundamental en el desarrollo de órganos y sistemas. Su función más importante es la destrucción de las células dañadas genéticamente, evitando que su reproducción provoque el desarrollo de cualquier tipo de enfermedad.

Así, se produce apoptosis cuando una célula está deteriorada y no puede ser reparada o cuando sufre una infección vírica. Si una célula dañada no realiza la apoptosis puede continuar dividiéndose sin restricción alguna, derivando en un tumor e incluso en cáncer.

Este tipo de muerte celular sigue un proceso regular y muy riguroso, por lo que el exceso o defecto de apoptosis puede desencadenar múltiples patologías con diferentes niveles de gravedad. "En los sujetos obesos hacen falta más células adiposas para almacenar una mayor cantidad de grasa", ha dicho este experto, quien, sin embargo, ha aclarado que "en la mayoría de ellos se produce inflamación en el tejido adiposo que genera un exceso de muerte por apoptosis".

"Por tanto --ha proesguido--, el tejido adiposo se vuelve insuficiente para almacenar grasa y debe almacenarla en otros tejido como el hígado, músculo, etcétera, apareciendo las enfermedades metabólicas asociadas a la obesidad". Según este especialista, el tejido adiposo inflamado es un 'pozo de enfermedades'.

El tejido adiposo es el tejido con más capacidad para aumentar su tamaño, además de constituir la principal reserva energética del organismo, pues las células que lo conforman (adipocitos) son responsables del almacenamiento de grasas. Asimismo, el tejido adiposo cumple una doble labor, por un lado, sirve como amortiguador, protegiendo los órganos internos, y, por otro, desempeña una función metabólica, regulando la ingesta y el gasto energético.

De esta forma, es el encargado de mantener el equilibrio entre la energía consumida y utilizada, para lo que resulta esencial el número y tamaño de los adipocitos. "En la actualidad, se postula que este tejido responde al exceso de energía a través de la hiperplasia, esto es, aumenta el tamaño del tejido como consecuencia del incremento del número de adipocitos; este aumento es un balance entre los que se forman nuevos y de los que mueren por apoptosis".

"Cuando se altera ese balance no puede producirse hiperplasia del tejido y se produce hipertrofia, crece el volumen del tejido porque aumenta el tamaño de las células adiposas, pero no la cantidad. Por lo tanto el tejido pasa a tener células más grandes pero no nuevas y esta situación favorece el desarrollo de enfermedades metabólicas", concluye el especialista.

En la mayoría de los obesos se genera una inflamación que causa un aumento de muerte celular por apoptosis y se reduce de forma considerable el número de células de ese tejido. Este decrecimiento de la celularidad disminuye la capacidad de almacenamiento del tejido adiposo y, por lo tanto, impide que éste realice correctamente sus funciones originando el desarrollo de patologías metabólicas asociadas a la obesidad, como la diabetes, hígado graso, etcétera. El estudio ha sido publicado recientemente en la revista científica 'Diabetes Care'.