MADRID, 1 Sep. (EUROPA PRESS) -
La biopsia testicular convencional (TESE) y la Microbiopsia testicular (MicroTESE) permiten recuperar espermatozoides viables en el 90-100% de las azoospermias obstructivas, y en el 30-60% de las azoospermias secretoras, afirma el urólogo experto en medicina sexual e infertilidad masculina de la clínica de reproducción asistida Ginefiv, Carlos Balmori.
En la actualidad, alrededor de 1 de cada 100 hombres presenta azoospermia, una alteración espermática caracterizada por la ausencia total de espermatozoides en el eyaculado, responsable de hasta el 20% de los casos de infertilidad masculina.
Esta constituye uno de los principales retos en el abordaje de la infertilidad masculina, ya que, al no haber gametos en el eyaculado, la consecución del embarazo de manera espontánea es inviable. Así, el experto reconoce que "hace solo una década, la azoospermia suponía renunciar a la posibilidad de tener hijos biológicos".
Además, existen dos tipos de azoospermia: la obstructiva, causada por una obstrucción o anomalía en cualquier zona del trayecto urogenital; y la secretora o no obstructiva, que consiste en un problema en la producción de espermatozoides de los testículos. Esta última, que representa hasta el 70% de los casos, puede ser congénita (presente desde el nacimiento) o adquirida, y suele estar causada por factores hormonales, infecciones previas, tratamientos médicos agresivos o incluso factores ambientales.
Aunque en casos de azoospermia secretora el primer tratamiento indicado podría ser el hormonal, las técnicas de recuperación espermática (TESE o MicroTESE) son una opción siempre que se detecten espermatozoides viables, apunta el experto. Esta técnica permite obtener tejido testicular mediante una intervención mínimamente invasiva. En este sentido, el doctor Balmori explica que, "aunque los gametos masculinos extraídos suelen ser escasos, pueden emplearse en técnicas de reproducción asistida como la fecundación in vitro y la fecundación in vitro con inyección intracitoplasmática de espermatozoides (FIV- ICSI)".
Igualmente, el experto insiste en la importancia de realizar estudios como un seminograma, ya que la azoospermia y otras alteraciones no suelen presentar síntomas evidentes.
Por otro lado, la criopreservación de semen es una técnica clave para hombres que enfrentan tratamientos médicos intensos o cirugías testiculares. Al conservar las muestras en bancos especializados, se mantiene su calidad y viabilidad durante años, ofreciendo una oportunidad real para preservar la fertilidad. Esto cobra especial relevancia en casos de azoospermia secundaria, donde contar con esperma congelado puede marcar la diferencia a la hora de tener hijos, concluye el experto.