MADRID, 17 Dic. (EUROPA PRESS) -
La infección por parvovirus, también llamada eritema infeccioso (enfermedad viral), puede afectar al feto en mujeres embarazadas, e incluso conducir a la muerte fetal, según advierte el doctor Ángel Lorenzo, especialista en Diagnóstico Prenatal de la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber Internacional.
Esta infección es muy frecuente durante la infancia, contagiosa y se produce en brotes en las escuelas, especialmente a finales del invierno y principios de la primavera. Puede afectar a cualquier edad, pero es más frecuente entre los 2 y los 15 años. Conocida como la 'quinta enfermedad', puede transmitirse vía respiratoria o por contacto cercano de una persona a otra, ya que el virus se encuentra en las secreciones bucales y respiratorias.
La gravedad de esta infección estriba en que dicho virus tiene predilección por las células del cuerpo que más rápidamente se dividen, como es la médula ósea, pudiendo producir que el cuerpo se quede sin glóbulos rojos de forma transitoria en pacientes con alteraciones de su inmunidad, por ejemplo VIH, anemia hemolítica crónica, etcétera.
"Estas infecciones suelen aparecer en brotes comunitarios y los riesgos para el feto tras el contacto materno con personas con infección por parvovirus B19 son una preocupación frecuente", explica el doctor. El síntoma más notorio entre los adultos es la sensibilidad en las articulaciones (manos, muñecas, rodillas o tobillos), pero una vez pasada la infección, la persona "se vuelve inmune para siempre".
"Sin embargo, en las embarazadas con nivel de anticuerpos desconocido, en las que no se sabe si lo ha pasado o no, se estima que el riesgo de muerte fetal postexposición a este virus es menor del 1,5 por ciento. Los riesgos para el feto son máximos si la infección se produce antes de la semana 20 de gestación", afirma Ángel Lorenzo.
Las mujeres embarazadas que no hayan pasado la enfermedad en su infancia o previamente al embarazo se consideran pacientes de alto riesgo. "La infección durante el embarazo tiene un riesgo de infección fetal en el 33 por ciento de los casos debido a la inmadurez del sistema inmune del feto, produciendo anemia, inflamación cardíaca y hepática acúmulo generalizado de líquido en el feto y otras alteraciones, aunque no produce malformaciones fetales", asegura el doctor.
Tal y como indica Lorenzo, su diagnóstico durante la gestación es "complicado". Se realiza mediante analíticas a la madre en varios periodos del embarazado, pudiendo llegar a realizar una amniocentesis o analítica de sangre al propio feto para saber si está infectado. "El tratamiento en la embarazada seguirá siendo asintomático, precisando medidas muy específicas en casos de alteraciones en las ecografías de seguimiento del embarazo, como transfusiones al feto dentro del útero", añade.
En personas sanas sin enfermedades crónicas, Lorenzo puntualiza que la infección es "autolimitada" y "no se necesita ningún tratamiento específico, salvo el sintomático como paracetamol y antiinflamatorios para la fiebre y el malestar general".