MADRID, 2 Sep. (EUROPA PRESS) -
La infección de la malaria está relacionada con un aumento del 30 por ciento en el riesgo de insuficiencia cardiaca, según un pequeño estudio presentado en el Congreso de la Sociedad Europa de Cardiología ESC 2019, que se celebra en París junto con el Congreso Mundial.
La infección transmitida por mosquitos afecta a más de 219 millones de personas en todo el mundo cada año, según las estadísticas de 2018 de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"Hemos visto un aumento en la incidencia de casos de malaria y lo que es intrigante es que también hemos visto el mismo aumento en la enfermedad cardiovascular en las mismas regiones --dice el primer autor, el doctor Philip Brainin, investigador postdoctoral del Hospital Universitario Herlev-Gentofte, en Dinamarca--. Aunque hemos tomado medidas preventivas para disminuir el número de malaria, sigue siendo una carga importante".
Los investigadores utilizaron registros nacionales daneses para identificar pacientes con antecedentes de infección de malaria entre enero de 1994 y enero de 2017. La edad media de los pacientes en el estudio fue de 34 años y el 58 por ciento eran hombres.
Se identificaron un total de 3.989 casos de malaria, y el 40 por ciento tenía 'plasmodium falciparum', un parásito transmitido a través de las picaduras de mosquitos que es responsable de la mayoría de los casos graves de malaria en humanos.
El seguimiento de 11 años de los pacientes reveló 69 casos de insuficiencia cardiaca, que fue muy alta en comparación con la población general, y 68 casos de muerte cardiovascular, que se consideró dentro del rango normal.
"Estos pacientes tenían un 30 por ciento más de probabilidades de desarrollar insuficiencia cardiaca durante el tiempo de seguimiento --dice el doctor Brainin--. El 30 por ciento es un número alto, pero también hay que entender que es un estudio relativamente pequeño, lo cual es una limitación. A partir de ahora, los resultados de este estudio generan más hipótesis para futuros estudios".
El doctor Brainin señaló que, si bien el riesgo de insuficiencia cardiaca aumentó en los pacientes en el estudio, no había un vínculo con el ataque cardiaco o la muerte cardiovascular.
Se necesitará más investigación para validar aún más los hallazgos, pero estudios recientes han encontrado que la malaria podría contribuir a los cambios funcionales y estructurales en el miocardio, que es el tejido muscular del corazón.
Los estudios experimentales también han demostrado que la malaria puede afectar el sistema regulador de la presión arterial y causar hipertensión, que contribuye a la insuficiencia cardiaca.
También puede afectar las vías vasculares que causan inflamación en el corazón, lo que podría provocar fibrosis y luego insuficiencia cardiaca.
"Creo que estos hallazgos son bastante interesantes no solo desde una perspectiva epidemiológica sino también desde la perspectiva médica
--agrega--. Si la malaria está potencialmente relacionada con la enfermedad cardiaca, podría representar un objetivo terapéutico que podríamos usar para controlar y prevenir la enfermedad cardiaca en estas regiones".
Debido a que es demasiado pronto para convertir los resultados en práctica clínica, el doctor Brainin aconsejó que los médicos deben continuar concentrándose en los factores de riesgo tradicionales y validados que pueden conducir a insuficiencia cardiaca.
Según la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), una combinación de presión arterial alta, diabetes, obesidad y enfermedad de las arterias coronarias se encuentran entre los factores de riesgo más comunes para la insuficiencia cardiaca.
"Creo que, a la luz de estos hallazgos, hay espacio para mucha más investigación sobre una complicación potencialmente olvidada de la malaria, que podría ser el desarrollo de enfermedad cardiaca o insuficiencia cardiaca. Y espero que estos hallazgos sean un catalizador para futuras investigaciones sobre este campo", concluye.
El grupo de investigación del doctor Brainin, en colaboración con la Universidad Federal de Acre en Brasil, investigará sistemáticamente a los pacientes con malaria y su estado cardiovascular observando biomarcadores, ecocardiogramas y siguiendo a los pacientes con malaria en busca de eventos cardiovasculares, a partir de 2020.