MADRID, 11 Nov. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Red de Investigación Cardiovascular (RIC), coordinados por el doctor Jaume Marrugat, han asegurado que se están retrasando a edades más avanzadas, pero que "no se están evitando".
"El sistema sanitario está cumpliendo con su finalidad de prevenir los infartos, hacerlos menos mortales y lograr que las personas vivan más años libres de enfermedad", ha señalado Marrugat, cuyo equipo ha analizado durante 30 años la incidencia de la cardiopatía isquémica en Francia, España Finlandia, Italia, Estonia y Alemania.
La principal conclusión a la que han llegado es que desde 1985 hay un declive estable (3-4% anual) en la incidencia de infarto en las zonas europeas estudiadas. Este dato es aplicable tanto en hombres como mujeres, pero con rango de edad entre 35 y 74 años.
De hecho, en el grupo donde más baja la incidencia es en el de 65 a 74 años, lo cual indica, a juicio de los expertos, que se están aplazando los eventos a edades más avanzadas, lo que técnicamente se denomina "compresión" de la enfermedad a edades avanzadas.
Y es que, desde los años 70 ha disminuido la tasa de mortalidad estandarizada por edad por cardiopatía isquémica, pero no así el total de fallecimientos por esta causa que no empezó a descender hasta la primera década de este siglo.
Esto revela, según han señalado los expertos, que se está tratando con más eficacia cada caso, pero que cada vez hay más casos de cardiopatía isquémica a edades más avanzadas. Si a esto se une el fenómeno de la compresión más el progresivo envejecimiento poblacional, lo que se espera para 2050 es que haya un número similar de pacientes con infarto jóvenes, pero el doble que ahora de edades más avanzadas.
Respecto a los índices de letalidad de la cardiopatía isquémica, los investigadores han comprobado que el 30 por ciento de los pacientes con infarto agudo de miocardio (IAM) no llegan al hospital. Mientras que la proporción de casos de infarto que mueren entre los hospitalizados ha decrecido en casi un 80 por ciento, la tasa de fallecimiento prehospitalaria por IAM no se ha modificado en el periodo 1985-2010.
"Esto es un problema porque además al mismo tiempo la población ha disminuido algunos factores de riesgo (HTA o colesterol), pero ha empeorado en otros (obesidad, ejercicio y diabetes por ejemplo) lo cual hace que la situación sea difícil de entender", ha comentado Marrugat.
PREDECIR EL RIESGO CARDIOVASCULAR
Predecir y cuantificar el riesgo cardiovascular de las personas que nunca han tenido manifestaciones de la enfermedad coronaria es otro de los grandes retos en los que se está trabajando desde la Red de Investigación Cardiovascular.
En este sentido, la "última novedad" es la incorporación de información genética a la de los factores de riesgo para predecir la enfermedad coronaria.
"Ya no son suficientes los factores de riesgo clásicos con los que trabajábamos hasta ahora. Ahora introducimos factores de riesgo genéticos que no están interconectados con los factores de riesgo clásicos. Con esta incorporación reclasificamos a un grupo de personas que se quedarían con un riesgo intermedio y con los que no se sabría muy bien cómo actuar con ellos. De esta forma se les puede hacer una intervención más en profundidad y más intensiva", ha explicado.
Medir mejor los factores de riesgo está contribuyendo a ese aplazamiento de la edad en que se producen los infartos. "No hay ninguna duda de que desde que se utilizan estos nuevos factores de riesgo en Atención Primaria se ha conseguido aplazar la edad de aparición de la patología", ha zanjado el doctor.