El incremento del número de mujeres fumadoras iguala las cifras de enfermedad pulmonar obstructiva entre ambos sexos

Actualizado: lunes, 25 enero 2010 13:00

MADRID 25 Ene. (EUROPA PRESS) -

La incorporación de la mujer al habito tabáquico en los años 70 y 80 comienza a traducirse en un mayor avance de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y de la bronquitis crónica entre las mujeres, según explicaron hoy especialistas de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).

En este sentido, los datos de la Encuesta Europea de Salud publicados en diciembre de 2009 , revelan que de un total de 2.304.514 individuos españoles con enfermedad respiratoria crónica, 1.247.574 son hombres y 1.056.940 mujeres, cifras que sirven de base a la teoría de los neumólogos españoles.

Además, esta misma encuesta afirma que casi 10 millones de personas mayores de 16 años (9.953.857 individuos), casi un cuarto de la población española, sigue fumando a diario y 1,5 millones lo hace de manera ocasional (1.538.530 individuos) "a pesar de las reiteradas advertencias de la SEPAR sobre la estrecha relación entre tabaco y bronquitis crónica o EPOC", informó la sociedad en un comunicado.

Respecto a otras enfermedades como el asma, la encuesta confirma que es una enfermedad que sigue afectando más a las mujeres que a los hombres. De los 2.709.573 individuos mayores de 16 años afectados de asma, 1.562.209 son mujeres frente a 1.147.365 hombres. Sin embargo, los neumólogos de SEPAR destacan las "claras diferencias" entre las dos enfermedades.

"Mientras el asma es una enfermedad crónica normalmente de origen genético pero que con un control riguroso de los factores desencadenantes permite llevar una vida normal, la EPOC es una enfermedad incurable y degenerativa estrechamente ligada al tabaco y que suele diagnosticarse en estados muy avanzados", explicaron.

Asimismo, la SEPAR advierte de que el avance de estas enfermedades se consolida, tanto en España como en Europa. De hecho, las enfermedades respiratorias crónicas ocupan el cuarto lugar entre las enfermedades de larga duración más diagnosticadas en adultos, sólo por detrás del dolor de espalda, la hipertensión y los trastornos de ansiedad, depresión y dolores de cabeza.