MADRID, 29 Oct. (EUROPA PRESS) -
El cáncer de páncreas tiene un pronóstico sombrío. Generalmente, se detecta después de que la enfermedad se ha diseminado y la quimioterapia tiende a hacer poco para retardar el crecimiento del cáncer. Incluso con tratamiento, la mayoría de los pacientes viven solo unos seis meses después de que se les diagnostica la enfermedad.
Investigadores del laboratorio del profesor David Tuveson en el Laboratorio Cold Spring Harbor (CSHL, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, creen que es posible hacerlo mejor con un tipo diferente de tratamiento. Parte del problema, dicen, es que las células cancerosas en el páncreas están protegidas por la densa matriz que las rodea.
La matriz es una mezcla de componentes extracelulares y células no cancerosas conocida como estroma. Todos los tumores sólidos contienen estroma. En los cánceres de páncreas, este material fibroso es particularmente abundante y representa casi el 90 por ciento de la masa de un tumor. Este estroma impide que los medicamentos contra el cáncer lleguen a sus objetivos. Además, las células estromales secretan factores que realmente ayudan a que los tumores crezcan.
Superar la influencia protectora del estroma ha sido todo un desafío, pero las nuevas pistas del equipo de Tuveson, como se informa este viernes en un artículo publicado en la revista 'Cancer Discovery', apuntan a una estrategia prometedora. De hecho, los nuevos hallazgos sugieren que los medicamentos que se dirigen a las vías celulares correctas pueden hacer más que solo frustrar a las células que soportan tumores en el estroma. Pueden reclutarlas para la lucha contra el cáncer.
Un elemento clave del estroma es un tipo de célula llamada fibroblasto. Los fibroblastos fabrican el tejido conectivo del estroma y generan factores que promueven el crecimiento de las células cancerosas y evitan que el sistema inmunológico ataque las células cancerosas.
HALLAN UNA MOLÉCULA QUE HACE QUE LOS FIBROBLASTOS IMPULSEN TUMORES
El año pasado, el equipo de Tuveson descubrió que el estroma de los tumores pancreáticos contiene al menos dos tipos de fibroblastos. Un tipo muestra características conocidas para apoyar el crecimiento del tumor y el otro tipo parece tener el efecto opuesto. La buena noticia es que las identidades de los fibroblastos no son fijas. Con las señales correctas, los fibroblastos promotores de tumores pueden convertirse en factores restrictivos de tumores.
"Estas células se pueden convertir unas en otras, dependiendo de las señales que reciban del micro-entorno y de las células cancerosas", explica Giulia Biffi, investigadora postdoctoral en el laboratorio de Tuveson que dirigió el nuevo estudio. "Esto es potencialmente útil porque, en teoría, puedes cambiar las células promotoras de tumores a restrictivas de tumores, en lugar de simplemente agotar las células promotoras de tumores", añade.
En este nuevo informe, Biffi y sus colegas han identificado señales moleculares específicas liberadas por las células cancerosas que determinan el carácter de los fibroblastos en los tumores pancreáticos. Han descubierto que una de esas moléculas, la IL-1, hace que los fibroblastos adquieran una identidad promotora de tumores. También han demostrado cómo otra molécula, TGF-beta, anula esa señal y mantiene a los fibroblastos en un estado potencialmente anticancerígeno, incluso cuando está presente IL-1.
Los científicos ahora están explorando qué sucede con los tumores pancreáticos cuando manipulan la señalización de IL-1 y TGF-beta y convierten los fibroblastos promotores de tumores a un estado más beneficioso. También estudiarán qué sucede cuando abordan estas vías en combinación con quimioterapia o inmunoterapias contra el cáncer. En última instancia, dice Biffi, los pacientes pueden beneficiarse más de una combinación de terapias que se dirigen tanto a las células cancerosas como a partes del microambiente que apoyan su crecimiento.