MADRID, 7 Abr. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) han identificado las moléculas involucradas en la comunicación física entre células y cómo algunas están alteradas en varios tipos de cáncer, lo que puede promover el desarrollo y, a su vez, el control futuro de la metástasis.
Tradicionalmente la pérdida de comunicación entre células había sido entendida como una alteración de señales puramente bioquímicas, como las hormonas. Pero en los últimos años el grupo dirigido por Xavier Trepat, autor del trabajo que publica la revista 'Nature Cell Biology', ha puesto en cuestión esta visión y ha trabajado con la idea de que la comunicación física entre células sea tan importante como la química.
"Dado que las células de los tejidos están en contacto físico, siempre hemos pensado que la comunicación mediante fuerzas físicas puede ser más rápida y eficiente que la comunicación mediante los mecanismos puramente bioquímicos que aparecen en los libros de texto", ha indicado Trepat.
Para identificar las proteínas responsables de la comunicación física entre células, el grupo de Trepat y sus colaboradores de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) y de la Universidad Rovira i Virgili (URV) han desarrollado nuevas estrategias experimentales combinando biología molecular, nanotecnología y modelos matemáticos.
Los resultados han sido sorprendentes, según ha reconocido este experto, ya que esperaban encontrar una sola proteína responsable de la transmisión de fuerzas entre células y, en cambio, han encontrado una docena.
Lo que más ha impactado a los investigadores ha sido descubrir cómo estas proteínas actúan conjuntamente. "Nuestro análisis sugiere que las proteínas controlan la fuerza de un modo muy parecido a como los actuales sistemas electrónicos controlan los electrodomésticos, es decir, usando lo que los ingenieros denominan sistemas de control proporcional-integral-derivativo", ha explicado.
Además, estos indicios apuntan que las células ya habían desarrollado sistemas de control tan avanzados como los de hace millones de años.
El siguiente paso del grupo es profundizar en estos mecanismos de control y estudiar cómo sus alteraciones promueven la metástasis. El objetivo final es poder reconducir estas alteraciones hacia un comportamiento fisiológico.
"Estamos topando con escenarios muy complejos. No se trata simplemente de una única proteína que cambia sus niveles, sino de varias proteínas que tienen papeles complementarios, pero que compiten entre sí", indica Trepat.