MADRID 12 Jul. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Helsinki (Cánada) y la Universidad de Stanford (EEUU) han identificado en sendos estudios un marcador electrofisiológico que podría utilizarse como biomarcador en el futuro para medir la eficacia del tratamiento con estimulación magnética transcraneal (EMT) en las personas con depresión y, de esta manera, ayudar a orientar y adaptar la terapia.
"La estimulación magnética es un tratamiento eficaz para pacientes cuya depresión no se alivia con medicación. Sin embargo, actualmente, aproximadamente la mitad de estos pacientes no reciben una ayuda significativa de ella. El biomarcador que estudiamos puede ayudar a predecir quién se beneficiará de la terapia. En el futuro, también será posible adaptar el tratamiento a cada paciente", ha explicado el investigador postdoctoral de Stanford, la Universidad de Helsinki y la Universidad Aalto Juha Gogulski.
El primer estudio se centró en un marcador electrofisiológico que describe la excitabilidad cortical y las fuentes de error que afectan a su medición. Los investigadores estudiaron sujetos sanos para determinar cómo la estimulación magnética dirigida a la corteza prefrontal y el ángulo de la bobina de estimulación afectaban la excitabilidad cortical, es decir, las respuestas medidas en un electroencefalograma (EEG) inmediatamente después del pulso de estimulación.
Los resultados mostraron que la orientación de la bobina de estimulación en diferentes partes de la corteza prefrontal afectaba significativamente la calidad de las respuestas eléctricas. Además, se encontraron indicios de que la optimización individual del sitio de estimulación y del ángulo de la bobina puede mejorar aún más la calidad de esta métrica.
El segundo estudio se centró en la fiabilidad del mismo marcador electrofisiológico en la corteza prefrontal y reveló que el factor más importante que afectaba a la fiabilidad era el lugar de estimulación.
La estimulación magnética ya ayuda a algunas personas con depresión, pero según Gogulski, la eficacia de la terapia EMT varía de una persona a otra, por lo que un tratamiento más específico podría mejorar los resultados. Para la personalización de la terapia podrían considerarse el lugar de estimulación, la cantidad y frecuencia de los pulsos, la intensidad de la estimulación y la cantidad de sesiones de tratamiento. Los efectos secundarios de la terapia TMS son mínimos, siendo el más común un dolor de cabeza leve y temporal.
Los investigadores esperan que, en el futuro, la eficacia de la terapia EMT se pueda controlar midiendo las respuestas eléctricas del cerebro durante el tratamiento. En base a estas mediciones, podría ser posible ajustar la estimulación en caso necesario, incluso durante el tratamiento.