Identifican un interruptor inmunológico crítico para la autoinmunidad y el cáncer

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Publicado: miércoles, 17 diciembre 2025 7:02

   MADRID, 17 Dic. (EUROPA PRESS) -

   Investigadores de Stanford Medicine (Estados Unidos) han descubierto que una única vía de señalización controla si las células inmunitarias atacan o se benefician de las células que encuentran al patrullar nuestro cuerpo. Manipular esta vía, según se recoge en 'Nature', podría permitir a los investigadores modificar la respuesta inmunitaria para tratar diversos tipos de enfermedades, como el cáncer, los trastornos autoinmunes y las que requieren trasplantes de órganos.

   La investigación, realizada en ratones, esclarece el mecanismo de una importante función inmunitaria que previene ataques inapropiados al tejido sano. La tolerancia inmunitaria periférica, cuyos actores celulares clave, conocidos como linfocitos T reguladores (o Tregs, que se pronuncia "tee-regs"), se describieron por primera vez a finales de la década de 1990 en una serie de descubrimientos que fueron reconocidos recientemente con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2025.

CÓMO ACTÚAN LAS CÉLULAS T REGULADORAS Y LAS DENDRÍTICAS

   "El Premio Nobel se otorgó por identificar las células T reguladoras, o Tregs, y su papel en la tolerancia inmunitaria, sin saber qué las desencadena", explica Edgar Engleman, profesor de patología. "Ahora sabemos que la vía de señalización de la eritropoyetina (EPO) en las células dendríticas es lo que las desencadena, y estoy muy entusiasmado. Creo que la manipulación de esta vía se utilizará con el tiempo para tratar una amplia gama de enfermedades".

   El desarrollo crucial de la tolerancia inmunitaria a lo "propio" es un proceso de dos pasos. El primero, denominado tolerancia inmunitaria central, ocurre en la médula ósea y el timo, donde los linfocitos B y T se someten a una primera ronda de selección para eliminar o reprogramar las células autorreactivas antes de su liberación al torrente sanguíneo. El segundo, la tolerancia inmunitaria periférica, sirve como respaldo para detectar las células circulantes que escapan a la primera selección.

   Hay mucho en juego. Un sistema inmunitario demasiado entusiasta que ataca los tejidos sanos provoca enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple, el lupus y la diabetes. Por el contrario, una respuesta demasiado complaciente o tolerante permite que las células cancerosas escapen a la destrucción inmunitaria, y en lugar de ello, las despacha con un simple apretón de manos y una palmadita en la espalda.

   La respuesta del sistema inmunológico -amenazante o acogedora- está gobernada por las células Tregs, que reprimen los impulsos de ataque inapropiados de otras células inmunes llamadas células T y B.

   "Lo que aún no se había descubierto era el mecanismo responsable de inducir o activar las células Treg en aquellas circunstancias en las que son necesarias para suprimir una respuesta inmunitaria peligrosa", plantea Engleman. "No solo descubrimos este mecanismo, sino que también aprendimos cómo se activa y desactiva".

   Los investigadores emplearon un método experimental, identificado primero en ratones y posteriormente en humanos, en el que la irradiación del timo, el bazo y los ganglios linfáticos -lugares del cuerpo donde se concentran las células inmunitarias- elimina muchas de las células T y B, dejando las células presentadoras de antígenos, como las células dendríticas, relativamente intactas. El tratamiento, denominado irradiación linfoide total, reprograma el sistema inmunitario del receptor para que tolere permanentemente las células u órganos trasplantados con incompatibilidad genética.

   Pero las células dendríticas no actúan solas y en su lugar reclutan otras células inmunes, incluidas las células T, para llevar a cabo sus misiones.

   "A todos los linfocitos T, incluidos los Treg, primero se les debe presentar una estructura llamada antígeno, que es reconocida por sus receptores, para que se conviertan en linfocitos T maduros que atacan a un objetivo o suprimen la respuesta inmunitaria a dicho objetivo", explica Engleman. Las células presentadoras de antígenos más poderosas del cuerpo se llaman células dendríticas tipo 1, que engullen células muertas o moribundas o patógenos y muestran fragmentos de esas células como señuelos inmunológicos para las células T o B.

    Para comprender cómo las células dendríticas intervienen en el desarrollo de la tolerancia inmunitaria, los autores decidieron investigar si los genes que expresan cambian en ratones tras la irradiación linfoide total, y de qué manera. Así, descubrieron que el gen del receptor de EPO se expresa en niveles mucho más altos en las células dendríticas de los animales irradiados, y que los niveles de EPO son elevados en la circulación sanguínea de los animales.

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