MADRID, 5 Nov. (EUROPA PRESS) -
En una nueva investigación del Baylor College of Medicine publicada en 'Cell', los científicos revelan que distintos factores genéticos que impulsan la leucemia utilizan los mismos compartimentos secretos dentro del núcleo celular para mantener el crecimiento del cáncer. Este hallazgo señala un objetivo físico común que podría inspirar nuevos tipos de tratamientos.
Según este trabajo, una estructura oculta dentro de la célula está cambiando la forma en que los científicos entienden la leucemia. Bajo el microscopio, lo que parecía un desorden resultó seguir una regla física simple: una que conecta varias mutaciones importantes que subyacen a la enfermedad. Este trabajo replantea una visión tradicional sobre cómo se inicia una leucemia común y ofrece una nueva forma de diseñar terapias que ataquen una única debilidad común a distintas formas genéticas de la enfermedad.
La leucemia se inicia cuando las mutaciones en las células hematopoyéticas alteran el equilibrio entre crecimiento y diferenciación. Pacientes con cambios genéticos completamente distintos presentan patrones de actividad genética sorprendentemente similares y pueden responder a los mismos fármacos.
Para averiguarlo, los laboratorios de Riback y Goodell en Baylor aunaron esfuerzos. El doctor Joshua Riback, profesor asistente e investigador del CPRIT, quien estudia cómo las proteínas forman gotas mediante un proceso conocido como separación de fases, colaboró ??con la doctora Margaret "Peggy" Goodell, directora del Departamento de Biología Molecular y Celular de Baylor y pionera en la comprensión de cómo las células madre sanguíneas dan origen a la leucemia. Juntos, se propusieron desentrañar los mecanismos físicos subyacentes a la química del cáncer.
Entonces llegó el momento de claridad. El estudiante de posgrado Gandhar Datar, cotutorizado por Riback y Goodell, miró a través del microscopio de alta resolución de Riback y vio algo que nadie esperaba: los núcleos de las células leucémicas brillaban con una docena de puntos brillantes, diminutos faros que faltaban en las células sanas. Esos puntos no eran aleatorios.
Contenían grandes cantidades de proteínas leucémicas mutantes y atraían numerosas proteínas de células normales para coordinar la activación del programa leucémico. Los puntos eran nuevos compartimentos nucleares formados por separación de fases, el mismo principio físico que explica la formación de gotas de aceite en el agua. El equipo denominó a este nuevo compartimento 'cuerpos coordinadores' o cuerpos C.
Dentro del núcleo, estos cuerpos C actúan como pequeñas salas de control, reuniendo las moléculas que mantienen activos los genes de la leucemia. Como gotas de aceite que flotan en la superficie de una sopa, aparecen cuando los componentes moleculares de la célula alcanzan el equilibrio preciso.
Aún más sorprendente, células con mutaciones leucémicas completamente distintas formaron gotitas con el mismo comportamiento. Aunque su composición química difiere, los condensados ??nucleares resultantes cumplen la misma función, utilizando los mismos mecanismos físicos.
Un nuevo ensayo cuantitativo desarrollado en el laboratorio de Riback lo confirmó. Estas gotitas son biofísicamente indistinguibles, como sopas preparadas con distintos ingredientes que, al hervir, alcanzan la misma consistencia. Independientemente de la mutación que iniciara el proceso, cada leucemia formó el mismo tipo de cuerpo C. El equipo confirmó el hallazgo en líneas celulares humanas, modelos de ratón y muestras de pacientes. Al modificar las proteínas para que ya no pudieran formar estas gotitas -o al disolverlas con fármacos-, las células leucémicas dejaron de dividirse y comenzaron a madurar hasta convertirse en células sanguíneas sanas.
El descubrimiento de los cuerpos C proporciona a la leucemia una dirección física, una estructura que los científicos ahora pueden ver, tocar y atacar. Ofrece una explicación física sencilla de cómo distintas mutaciones convergen en la misma enfermedad y señala tratamientos dirigidos a disolver las gotas de las que depende el cáncer, como retirar la grasa de una sopa para restablecer su equilibrio.
Este hallazgo establece un nuevo paradigma para vincular los factores que impulsan enfermedades formadoras de gotitas con objetivos terapéuticos compartidos y generalizables, revelando que, al igual que distintas mutaciones en la leucemia convergen en el mismo condensado, otras enfermedades, como la ELA, pueden ensamblar cada una sus propias gotitas biofísicamente indistinguibles regidas por las mismas reglas físicas.
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