MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
Los ángulos específicos y la agudeza de las ondas cerebrales observadas en datos sin filtrar de electroencefalogramas (EEG) de cuero cabelludo se han vinculado a la enfermedad de Parkinson. En un informe en la revista digital 'eNeuro', los investigadores sugieren que las lecturas no invasivas de EEG pueden proporcionar biomarcadores electrofisiológicos fácilmente detectables para ayudar al diagnóstico y afinar los tratamientos terapéuticos para la enfermedad y potencialmente otros trastornos motores.
"Al utilizar esta forma segura y asequible de medir y cuantificar la actividad cerebral, pudimos distinguir las diferencias entre los pacientes con Parkinson que estaban tomando o no medicamentos y en comparaciones con personas sanas", afirma la investigadora principal del estudio, Nicole Swann, del Departamento de Fisiología Humana en la Universidad de Oregón, en Estados Unidos.
El diagnóstico inicial de la enfermedad de Parkinson actualmente se basa en la evaluación realizada por un neurólogo de pacientes que realizan una serie de tareas de movimiento corporal; pero tales pruebas subjetivas pueden llevar a un diagnóstico erróneo. "Aún no sabemos si este enfoque será mejor, pero podría proporcionar mediciones cerebrales fáciles de obtener que serían útiles y posiblemente se utilizarían en conjunto con observaciones clínicas y otras mediciones de EEG", afirma Swann.
Los esfuerzos anteriores para detectar la enfermedad de Parkinson en las ondas cerebrales del EEG han sido inconsistentes, apunta, porque se han centrado en las medidas que modelan las señales cerebrales como ondas sinusoidales, que son ondas beta filtradas para redondear las ondas y mostrar el poder general de las oscilaciones periódicas. Sólo se ha demostrado que este tipo de métodos nuevos, como el que se usa aquí actualmente, se relacionan con la enfermedad de Parkinson con electrodos implantados quirúrgicamente en el cerebro de los pacientes.
En el nuevo análisis de los datos de EEG del cuero cabelludo, recopilados anteriormente en la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) de 15 pacientes con Parkinson y 16 participantes sanos de control, Swann se centró en las ondas beta originales sin filtrar para buscar ángulos específicos y la forma completa de las oscilaciones. El coautor Scott Cole, estudiante de doctorado en UC San Diego en 2017, notó que las personas con la enfermedad de Parkinson parecen tener ondas cerebrales agudas, lo que sugiere que se justificaba un nuevo análisis.
"Las señales en bruto suben y bajan como ondas sinusoidales, pero con más asimetría --afirma Swann--. La inclinación, la pendiente, resulta ser importante en los pacientes de Parkinson. Esto fue fácilmente detectable en los pacientes que están sin medicamentos". Esta experta señala que cuando el pico es más agudo en la parte superior de la ola que en el canal, o en una parte baja de la oscilación, es indicativo de que los pacientes han dejado de tomar su medicación.
AJUSTAR LOS TRATAMIENTOS EN TIEMPO REAL
En un gran estudio de seguimiento, Swann dice que espera combinar las mediciones de EEG del cuero cabelludo con historiales médicos detallados e informes del propio paciente de cómo se sienten los pacientes en cada día de las pruebas. Eventualmente, se espera que el enfoque pueda ayudar a detectar cambios en la enfermedad en individuos a lo largo del tiempo.
El tratamiento actual consiste en una cirugía para implantar permanentemente un estimulador eléctrico o un enfoque farmacológico en el que la valoración de la dosis es difícil y con frecuencia resulta en un ciclo frustrante de efectividad, dice el coautor del estudio Bradley Voytek, neurocientífico de la Universidad de California (UC) San Diego, Estados Unidos, en cuyo laboratorio había trabajado Cole, quien desde entonces ha obtenido su doctorado.
"Si hubiera medidas en tiempo real de cómo de efectivos son los tratamientos para reducir los síntomas negativos de la enfermedad de Parkinson, los tratamientos podrían ajustarse en tiempo real --afirma Voytek--. En el caso de un estimulador cerebral invasivo, esto podría significar solo aplicar estimulación eléctrica cuando sea necesario. En el caso de la farmacología, significaría ajustar la dosis de un fármaco de manera muy similar a lo que puede indicar la monitorización continua de glucosa realizada por un implante a una bomba que ajusta los niveles de insulina según sea necesario".
Lo ideal, según Swann, si el enfoque demuestra proporcionar información sólida, es que las pruebas de EEG podrían realizarse de forma remota por los pacientes de Parkinson con un sombrero equipado con electrodos. Los resultados podrían enviarse a sus neurólogos y utilizarse para ajustar los tratamientos de forma rápida y sencilla.
Un desafío, según Voytek, es que las mediciones en tiempo real de la actividad cerebral son a menudo ruidosas y pueden nublar la capacidad de capturar las señales correctas. "Muchas de las herramientas que tenemos para medirlas requieren una gran capacidad de procesamiento, por lo que no se pueden aplicar fácilmente en tiempo real", concluye.