BARCELONA, 21 Jul. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (Imim) y la Universitat Pompeu Fabra (UPF) han descubierto que 200 genes han evolucionado más rápido en los humanos que en otros primates, en los últimos 5 millones de años de evolución.
En concreto, el trabajo, que publica 'BMC Genomics', apunta a que el uso de secuencias codificantes de proteínas de humanos, chimpancés, macacos y ratones ha permitido a los investigadores identificar cerca de 200 genes que habrían acumulado cambios adaptativos en los humanos.
Los investigadores han demostrado que los datos de variación genética son útiles para investigar el pasado remoto del hombre, y se plantean estudiar ahora si otras especies de humanos, como los neardentales, tenían la misma versión de la proteína que los humanos modernos.
La disponibilidad de las variantes genéticas de un gran número de personas, a través de iniciativas como el Proyecto 1000 Genomas, no sólo es útil para comprender la base genética de las enfermedades, sino también para investigar sobre la evolución humana, ha destacado el hospital en un comunicado.
Según la profesora Icrea y coordinadora del grupo de investigación en Genómica Evolutiva del Imim, Mar Albà, esta variación "da una medida de la proporción de cambios de aminoácidos que una proteína típicamente tiene mientras conserva su función".
"Una vez que tenemos este valor, podemos contar las diferencias con la proteína ancestral de humanos y chimpancés y, si encontramos que ha habido más cambios de los esperados, es porque la función de la proteína posiblemente ha cambiado durante la evolución de los humanos", ha remarcado.
Si una mutación o cambio incrementa las posibilidades de supervivencia del individuo que la lleva, esta mutación tenderá a hacerse prevalente en la población, y la nueva proteína habrá cambiado su función respecto a la proteína ancestral.
De hecho, éstos son los tipos de cambios que nos interesa identificar para entender cómo los humanos se han adaptado al entorno, ha comentado Magdalena Gayà, investigadora del grupo de Albà y actualmente investigadora del Instituto de Biotectonologia y de Biomedicina (IBB) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).