SEVILLA, 22 Oct. (EUROPA PRESS) -
El ictus, que es una lesión que se produce por la interrupción del flujo sanguíneo en alguna zona del cerebro, se está convirtiendo en la primera causa del daño cerebral adquirido afectando a población cada vez más joven debido a hábitos inadecuados y a una alimentación poco saludable. En los últimos 20 años ha aumentado en un 25 por ciento el número de casos de ictus entre las personas de 20 a 64 años. Además, un 5% de los mayores de 65 años de nuestro país han tenido un ictus. Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima en que los próximos 25 años su incidencia se incrementará un 27 por ciento.
Por ello y con motivo del Día de Daño Cerebral Adquirido, que se celebra el próximo 26 de octubre y del Día Mundial del Ictus que se conmemora tres días después, el Centro de Neurología avanzada (CNA) ha puesto en marcha un decálogo a fin de dar a conocer y sensibilizar a la población sobre la realidad del paciente que sufre estas lesiones y, sobre todo, hacer hincapié en la importancia de la rehabilitación inmediata para conseguir la máxima recuperación de las facultades cognitivas, físicas y emocionales del paciente.
"El estrés, el sedentarismo, la comida basura y procesada son factores de riesgo que pueden desembocar en un caso de ictus". De hecho, "los informes indican que el 90 por ciento de los casos de ictus se podrían evitar con una adecuada prevención de los factores de riesgo y un estilo de vida saludable", han subrayado desde el CNA.
Los síntomas del ictus generalmente se producen de forma brusca e inesperada y, aunque su tipología depende del área del cerebro que se vea afectada, los principales síntomas además de un intenso dolor de cabeza son la pérdida brusca de la fuerza o la sensibilidad en una parte del cuerpo, generalmente afecta a una mitad del cuerpo, manifestándose sobre todo en la cara o en las extremidades.
Asimismo, el ictus puede producir la alteración brusca de la visión, como pérdida de visión por un ojo, visión doble o incapacidad para apreciar objetos en algún lado de nuestro campo visual y la pérdida brusca de coordinación o equilibrio y la pérdida brusca del leguaje con dificultades para hablar y entender.
El Ictus es hoy en día la segunda causa de muerte en España, la primera en mujeres, la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto y la segunda de demencia. Igualmente, y según los datos actuales de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en España cada año 110.000-120.000 personas sufren un ictus, de los cuales un 50 por ciento quedan con secuelas discapacitantes o fallecen y alrededor del 90 por ciento de las personas que sufren un Daño Cerebral van a necesitar algún tipo de rehabilitación. Actualmente, más de 330.000 españoles presentan alguna limitación en su capacidad funcional por haber sufrido un ictus.
DAÑO CEREBRAL ADQUIRIDO
El Daño Cerebral Adquirido o DCA es la discapacidad originada por una lesión repentina en el cerebro que hasta el momento había tenido un desarrollo normal y que se caracteriza por su aparición brusca y por el conjunto variado de secuelas que presenta según el área del cerebro lesionada y la gravedad del daño.
Independientemente de su causa, el DCA tiene como consecuencia fundamental la pérdida de funciones cerebrales previamente desarrolladas que implican al sistema motor y sensorial, el funcionamiento cognitivo, las habilidades comunicativas y la capacidad para regular la conducta y las emociones. Así, una característica frecuente en los pacientes es la pérdida de la independencia funcional en relación con el estado premórbido, derivando en una situación de discapacidad, con la consiguiente sobrecarga de su entorno más próximo, habitualmente, el sistema familiar.
Lo importante en cualquiera de los casos es que una persona con síntomas de estar teniendo daño cerebral ha de ser trasladada de manera urgente a un centro sanitario, donde se le deben practicar las pruebas diagnósticas pertinentes y poner el tratamiento adecuado para evitar complicaciones médicas futuras.
Desde el centro de Neurología Avanzadas, que cuenta con un equipo completo de profesionales especializado en la rehabilitación del daño cerebral adquirido, aseguran que la inmediatez de "la rehabilitación es fundamental para la recuperación de las facultades del individuo y que los objetivos de rehabilitación deben ser individualizados, centrados en la persona, pero realistas".
Asimismo, establecen como prioritario "aminorar y compensar las secuelas del DCA, potenciar las capacidades preservadas para lograr la mayor autonomía y calidad de vida del paciente y familia" e incide en "la importancia de que el paciente se vea involucrado en su propia rehabilitación y de contar durante proceso de rehabilitación con apoyo y acompañamiento emocional a los afectados y familiares".
Por ello, desde el Centro de Neurología Avanzada (CNA) se recomienda que se haga una valoración multidisciplinar atendiendo a factores incluidos en la guía publicada por la neuropsicóloga Elisabeth Rodríguez donde se determinan los cuatro campos fundamentales que se deben atender de inmediato tras sufrir un daño cerebral adquirido y que son el nivel de conciencia, la capacidad de leguaje y de memoria y a la independencia motora y funcional.
En cuanto al nivel de conciencia, apunta que "la valoración médica del estado de conciencia permite establecer expectativas realistas e iniciar una recuperación dirigida ajustada a las capacidades del paciente". En lo que se refiere al leguaje frecuentemente "se ve alterada la capacidad de comprensión generalmente más desconocida ya que se enmascaran tras una alteración expresiva o respuestas con sí y no", por ello asegura Rodríguez que "el uso de sistemas alternativos o aumentativos de comunicación tras valoración del logopeda es muy útil en alteración de lenguaje expresivo".
La memoria es otro de los campos que hay que analizar según la especialista que hace referencia a la memoria remota, así como a la capacidad de crear nuevos recuerdos. "Diferenciar la información general de rutinas pasadas con información novedosa nos permite adaptarnos a las necesidades del paciente y promover mayor autonomía en tareas rutinarias ya conocidas". Por último, incide en que tras sufrir un DCA además de la alteración motora que limita la movilidad en una parte o zona del cuerpo, "es importante valorar factores como la sensibilidad, precisión, fuerza o coordinación motora ya que suelen ser con frecuencia las alteraciones sutiles las que limitan en ocasiones la funcionalidad del paciente".
Esta discapacidad no afecta tan sólo a la persona que ha sufrido el daño sino también a la familia que sin estar preparada se convierte en cuidadora de una persona con necesidades de atención específicas y que, en algunos casos, puede haber cambiado en cuanto a carácter y forma de ser.
"Afrontar este aspecto en el plano psicológico resulta muy duro, a lo que se une el escaso conocimiento social que hay sobra las consecuencias del Daño Cerebral Adquirido y del Ictus debido precisamente a las propias características invisibles de las secuelas cognitivas, que dificultan identificar y comprender esta discapacidad".
En general, todos los casos en general de Daño Cerebral Adquirido y el en particular el Ictus son tratados de forma multidisciplinar en el Centro de Neurología Avanzada que cuenta en su sede central en Sevilla con más de 900 metros cuadrados, convirtiéndose en el mayor centro neurológico extrahospitalario del país, y que junto con las sedes satélites (CNA) en Huelva, Jerez de la Frontera, Chiclana de la Frontera y Málaga, realizan más de 18.000 consultas al año con un seguimiento personalizado y continuado al servicio del paciente.