Un ictus en menores de 35 años suele deberse a anomalía congénitas, según experto

Silvia Abascal
EUROPA PRESS
Actualizado: miércoles, 13 abril 2011 15:15

MADRID, 13 Abr. (EUROPA PRESS) -

Un ictus en menores de 35 años, como es el caso de la actriz Silvia Abascal de 32 años, suele deberse a una anomalía congénita o una malformación hereditaria, según indica el coordinador del Grupo de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Jaime Masjuan Vallejo.

Como puntualiza Masjuan Vallejo, que también es coordinador de la Unidad de Ictus del Hospital Ramón y Cajal, el ictus puede producirse a "cualquier edad de la vida" y, aunque son más frecuentes en personas mayores de 55 años, un "10 por ciento se produce en pacientes de menos de 55 años".

Este pequeño porcentaje puede deberse, según el experto, a un "mal control" de los factores de riesgo o, en el caso, de que se produzca en personas "menores de 35 años a anomalías congénitas como pudo ser el cavernoma que tuvo Alberto Contador o roturas de aneurismas o causas hereditarias o de factores de la coagulación alterados que producen infartos en gente muy joven".

Las consecuencias sobre la salud dependen del tamaño del ictus, de su localización y de la edad del paciente. "No es lo mismo que afecte a la zona que se encarga del lenguaje que a una zona con menor funcionalidad", aclara Masjuan Vallejo en declaraciones a Europa Press.

De hecho, algunos pacientes pueden recuperarse completamente porque el resto del cerebro "asume" la función afectada y, en general, las personas jóvenes tienen "mayor capacidad" para recuperarse que las personas mayores.

Como factores de riesgo Masjuan Vallejo destaca la presencia de otras enfermedades como la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares, niveles altos de colesterol o la diabetes. A ellas se suman hábitos relacionados con el estilo de vida como el consumo de tabaco o una alimentación inadecuada.

Existen dos tipos de ictus: el infarto cerebral y la hemorragia cerebral. En el primero se produce una obstrucción de la arteria y en el segundo una rotura de la misma. Entre el 10 y el 15 por ciento de los pacientes que sufren esta patología fallecen a consecuencia y a entre el 30 y el 35 por ciento les causa algún tipo de discapacidad.