El ictus y cómo el estrés y otros factores que podemos cambiar de nuestro día a día podrían favorecerlo

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Publicado: sábado, 29 octubre 2022 7:59

   MADRID, 29 Oct. (EDIZIONES) -

   El ictus es la primera causa de muerte en las mujeres españolas y la segunda en los hombres. Constituye la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto. Aproximadamente cada seis minutos se produce un ictus en España, según datos de la Federación Española del Ictus. Anualmente en nuestro país mueren 40.000 personas por ello, detectándose al año unos 120.000 casos nuevos.

   Entrevistamos en Infosalus a la coordinadora del grupo de estudio de enfermedades cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología, la doctora María del Mar Castellanos Rodrigo, también actual jefa de Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario Universitario A Coruña (CHUAC).

   Nos cuenta que el ictus en España es frecuente porque tenemos una media de edad poblacional muy elevada, y el ictus se asocia de forma importante a la edad avanzada. Además, destaca que su incidencia ha aumentado en los últimos años, siendo "un problema de salud en alza".

   "Aunque también existen ictus en niños y en gente joven, pero son mucho menos frecuentes. Los datos señalan que, a nivel mundial, están aumentando también por debajo de los 70 años. En este sentido, hacen efecto las campañas informativas y los pacientes, aún siendo jóvenes, consultan. También ha aumentado la tasa de diagnóstico. Otro factor de riesgo, la obesidad, aumenta de forma notable en pacientes jóvenes, y otros factores como el estrés pueden estar en la base de ese aumento de frecuencia en pacientes más jóvenes", agrega.

¿POR QUÉ SE PRODUCEN?

   Los términos accidente cerebrovascular, ataque cerebral, o apoplejía, son utilizados como sinónimos, recuerda la SEN en este sentido, y explica que los ictus tienen lugar porque se produce un trastorno brusco en la circulación cerebral que altera el funcionamiento del cerebro.

   Son varios los factores de riesgo asociados, siendo el más frecuente la hipertensión arterial, aclara Castellanos. Un fenómeno además asociado con los dos tipos de ictus: 'isquémico', aquel en el que se tapona una arteria, y que tiene lugar en el 85% de los casos; y después el 15% restante son pacientes con 'ictus hemorrágico', aquel que sucede consecuencia de la rotura de una arteria. "En cualquiera de los dos el factor de riesgo más importante es la hipertensión arterial y en el que deberíamos insistir de manera más importante si queremos disminuir su aparición", afirma la doctora.

   Después, otros factores de riesgo asociados serían la dislipemia, es decir, niveles altos de colesterol malo (LDL); así como el sedentarismo; la obesidad; el consumo excesivo de alcohol; causas cardiacas como la arritmia, concretamente la fibrilación auricular relacionada con la edad avanzada; niveles de glucosa elevados en sangre; el tabaco; y factores psicosociales como la polución, o el estrés.

   "Si fuéramos capaces de controlar estos factores de riesgo se podría disminuir la aparición de ictus en un 90%. Hay que evitar los factores modificables, y por tanto, es algo que sí que está en la mano de todos", subraya la doctora Castellanos. ¿Qué no está en nuestra mano en este sentido? La neuróloga apunta a la edad, "todos nos vamos haciendo mayores", y después a los factores genéticos, un aspecto todavía en investigación que de momento no podemos modificar. "Se ven familias donde los ictus se suceden de generación en generación", aprecia esta experta.

EL CASO CONCRETO DEL ESTRÉS

   Sobre cómo el estrés puede influir en la aparición de ictus esta especialista del CHUAC subraya que es un factor de riesgo que se sabe que sí puede influir, si bien no se puede cuantificar. Eso sí, advierte de que no hay escalas para saber cuánto estrés tiene una persona, o cuál es el umbral de estrés a partir del cual evaluar el riesgo vascular de una persona para padecer un ictus, o otras enfermedades cardiovasculares.

   "Pero sí hay estudios que parecen demostrar que el estrés crónico aumenta el riesgo de padecer un ictus. Aun siendo, además, un estrés crónico no puede decirse cuántas horas de estrés al día o cómo influye este. Pero sí hay datos que empiezan a señalar que el estrés crónico mantenido puede aumentar la probabilidad de padecer un ictus", sostiene.

PRINCIPALES SEÑALES DE ALARMA DEL ICTUS

   Con ello, la coordinadora del Grupo de estudio de enfermedades cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología recuerda cuáles son los principales signos de alarma en un ictus, destacando que la mayor parte de los síntomas aparecen de forma brusca, en un segundo.

   Según detalla, los más habituales son: la pérdida de fuerza, que suele afectar a un lado del cuerpo, en la cara, que hace que les quede la boca torcida, o bien en el brazo y en la pierna; en muchas ocasiones pérdida de sensibilidad en la misma localización; alteraciones del habla, dificultad para pronunciar palabras o disartria; la pérdida completa para emitir lenguaje o para entender lo que al paciente se le dice; las alteraciones visuales bruscas, que el paciente pueda perder la visión de forma brusca, o la visión de una parte del campo visual; y la hemorragia subaracnoidea, un dolor de cabeza no habitual, que ya el propio paciente define como 'el peor que ha tenido en su vida', sumamente intenso e incapacitante.

   Siempre, recuerda esta doctora, estos síntomas aparecen en un lado del cuerpo, al tiempo que no tienen por qué aparecen en todas las partes al mismo tiempo, en la pierna, en el brazo, y en la cara; a veces hay simplemente una afectación del brazo, de la pierna, o de la mano.

   "Hay que tener en cuenta que el síntoma es la pérdida de fuerza o de sensibilidad, pero no necesariamente estas pueden darse en todos los sitios. A su vez, no siempre todos los síntomas van juntos. Hay pacientes que solo tienen alteraciones del lenguaje, otros la alteración visual, otros que solo tienen el dolor de cabeza intenso, por ejemplo. Pueden aparecer por tanto asociados y aislados siempre, con la idea de que estos habitualmente aparecen de manera brusca", añade.

POR QUÉ EL TIEMPO ES ORO ANTE ESTA PATOLOGÍA

   En último lugar, la doctora María del Mar Castellanos Rodrigo, actual jefa de Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario Universitario A Coruña, resalta que "el tiempo es oro" frente a los accidentes cerebrovasculares porque lo que los médicos puedan hacer en los pacientes dependerá del tiempo de evolución desde la aparición de los síntomas.

   Por ejemplo, cita que las terapias que se pueden administrar en el caso del ictus isquémico se pueden hacer en una ventana terapéutica determinada, por tanto, es vital el conocer el momento en el que aparecieron los síntomas para, a partir de ahí, administrar las diferentes terapias diseñadas, e incluso acceder al trombo que pueda tapar la arteria o no.

   Asimismo, resalta esta experta que cuanto antes se haga la terapia en los pacientes más probabilidades tienen estos de lograr una evolución positiva, tener menos probabilidad de discapacidad consecuencia de estos episodios, o incluso de muerte.

   Sí advierte sobre un punto importante la doctora Castellanos: los ictus transitorios. "Se trata de pacientes con los típicos síntomas de ictus, pero que se recuperan en apenas minutos. Estos pacientes han tenido un accidente isquémico transitorio, un aviso de que ha tenido un factor de riesgo que le ha podido producir este ictus temporal, y por el que se debe acudir igualmente a Urgencias, y cuanto antes, para analizarlo e iniciar el tratamiento preventivo", alerta.

   Sostiene esta neuróloga que, si no se consulta ni se instaura tratamiento para prevenir posibles ictus en estos casos, los pacientes pueden tener un nuevo ictus que sí les deje secuelas. "Estos tratamientos son de por vida, y es importante insistir en que se hagan de manera correcta, porque estamos viendo que la principal causa de nuevos ictus es que se abandona la medicación y no se controlan los factores de riesgo", concluye la especialista de la SEN.