MADRID, 28 Jul. (EUROPA PRESS) -
Una revisión de estudios publicada en la revista 'The Lancet' ha revelado que los riesgos del sedentarismo que sufren quienes pasan ocho horas diarias sentados en su trabajo puede contrarrestarse con al menos una hora de actividad física.
Desde que un estudio en los años 50 revelara que los conductores de autobuses de Londres tenían más riesgo de enfermedades coronarias en comparación con quienes se encargaban de cobrar los billetes (que, a diferencia de los conductores, van de pié), numerosos estudios han confirmado que la falta de actividad física es un factor de riesgo de muerte prematura y también aumenta las probabilidades de desarrollar diferentes enfermedades.
De hecho, se estima que más de 5 millones de personas mueren cada año en el mundo por no cumplir con los niveles de actividad física recomendada, que para los adultos se fija en al menos 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada por semana.
Esto se debe a que en los países desarrollados un elevado porcentaje de la población adulta pasa gran parte del día sentada, bien en los medios de transporte en los que acuden a trabajar, en su propio puesto de trabajo o en el sofá de su casa.
En el análisis publicado en 'The Lancet' se analizaron 16 estudios con datos de más de un millón de hombres y mujeres que fueron divididos en cuatro grupos en función de su nivel de actividad física moderada, teniendo en cuenta esto equivaldría a caminar unos 5,6 kilómetros o hacer 16 kilómetros en bicicleta durante una hora.
Los investigadores encontraron que quienes realizan entre 60 y 75 minutos de ejercicio moderado al día lograban eliminar el aumento del riesgo de muerte prematura que les correspondía por estar sentados durante más de ocho horas al día. El problema, según lamentan los expertos, es que hasta tres de cada cuatro participantes no lograron llegar a ese nivel de actividad.
EL RIESGO ES SIMILAR AL CAUSADO POR LA OBESIDAD O EL TABACO
El mayor riesgo de muerte prematura fue para aquellos individuos que eran más sedentarios, con entre un 28 y 59 por ciento más de probabilidades en comparación con los que eran físicamente más activos, similar al asociado con otros factores de riesgo como la obesidad o el tabaco.
"Pese a que existe mucha preocupación sobre los riesgos para la salud de un estilo de vida sedentario, podemos dar un mensaje positivo porque es posible reducir e incluso eliminar dicho riesgo si somos suficientemente activos, incluso sin necesidad de practicar deportes o ir al gimnasio", según ha destacado Ulf Ekelund, investigador de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) que ha participado en esta investigación.
Los investigadores reconocen que existen ciertas limitaciones en los datos analizados, ya que se centraron en población de más de 45 años y todos procedían de Europa Occidental, Estados Unidos y Australia. No obstante, coinciden en que la muestra es tan amplia que los beneficios observados son más robustos que los observados en otros trabajos previos.