MADRID, 27 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los hombres heterosexuales con actitudes sexistas pueden subestimar la cantidad de poder que realmente tienen en sus relaciones de pareja, lo que podría llevar a una mayor agresión hacia sus parejas o esposas, según concluye un estudio publicado por la Asociación Estadounidense de Psicología.
"El comportamiento agresivo puede tener consecuencias desastrosas en una relación porque la pareja femenina tiene más probabilidades de marcharse, compartir abiertamente su insatisfacción y estar menos comprometida", dice la autora principal del estudio, Emily J. Cross, de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda. "Esto puede reforzar un estereotipo común entre los hombres con creencias sexistas de que las mujeres no son de fiar. Es un círculo vicioso", añade.
Cross y sus coautores examinaron lo que se conoce como sexismo hostil, o la creencia de que las mujeres quieren controlar a los hombres, en las relaciones de pareja porque la dinámica de poder es diferente de la del lugar de trabajo u otras áreas de la vida. "Las dinámicas de poder no son tan simples en las relaciones íntimas porque incluso en las relaciones que funcionan bien, ambos miembros de la pareja son inevitablemente dependientes el uno del otro", afirma Cross.
"Esta dependencia mutua restringe el poder de un individuo. Esto puede ser muy difícil para los hombres que tienen puntos de vista sexistas porque ya están preocupados por perder el poder frente a las mujeres y pueden arremeter contra su pareja de manera perjudicial", agrega esta experta, cuyo trabajo se publica en 'Journal of Personality and Social Psychology'.
INSTAURAR EL DESEQUILIBRIO DE PODER PERCIBIDO
Cross y sus colegas se centraron en cómo el sexismo hostil da forma a la dinámica de poder en las relaciones y cómo los hombres y las mujeres experimentan esas dinámicas. El estudio incluyó a 1.096 hombres y mujeres heterosexuales en cuatro experimentos. Los participantes estaban todos en relaciones comprometidas; 590 de ellos eran parejas.
En cada experimento, los hombres y las mujeres completaron encuestas sobre sus interacciones diarias que evaluaban las actitudes sexistas, las percepciones de autonomía, la agresión, la influencia del comportamiento u opiniones de sus parejas, la satisfacción de las relaciones y la seguridad.
Un experimento incluyó una conversación grabada en vídeo con parejas sobre su conflicto más serio. Otro se centró exclusivamente en los recién casados, y otro en los padres. Aunque cada experimento fue ligeramente diferente, los resultados fueron los mismos en todos los ámbitos.
"Los hombres que mostraron puntos de vista sexistas más hostiles sentían que tenían menos poder en sus relaciones, mientras que sus parejas pensaban de otra manera, y esos hombres eran más agresivos hacia sus parejas siendo críticos o desagradables", dice Cross.
Cross cree que la razón de este comportamiento es que los hombres intentaban restaurar el desequilibrio de poder percibido, no porque quisieran más dominio sobre sus parejas. El estudio también examinó a mujeres con puntos de vista sexistas hostiles o que creen que los hombres son más adecuados para ocupar cargos poderosos en la sociedad y que las mujeres deben apoyar el poder de los hombres.
EL SEXISMO PERSISTE EN SOCIEDADES ALTAMENTE IGUALITARIAS
Cross y sus coautores revelan que estas mujeres tenían menos deseo hacia el poder en sus relaciones. "El sexismo persiste incluso en sociedades altamente igualitarias y surge de la estructura tradicional de roles de género que socializa a las personas para que piensen sobre los hombres y las mujeres de manera diferente", apunta Cross.
Aunque los autores se centraron a propósito en personas en relaciones íntimas y parejas, Cross y sus colegas creen que estos resultados pueden ser útiles en otras áreas, como el lugar de trabajo, donde puede haber un sexismo desenfrenado.
"Un buen lugar para comenzar a reducir las actitudes sexistas es en las relaciones íntimas porque es cuando estamos más vulnerables y estamos motivados para ayudar y apoyar a nuestras parejas --dice la coautora Nickola C. Overall, de la Universidad de Auckland--. Si podemos disminuir el temor que algunos hombres tienen de perder el poder hacia sus parejas, podemos reducir los comportamientos agresivos y, en última instancia, disminuir las luchas por el poder que mantienen la desigualdad de género".