MADRID 20 Feb. (EUROPA PRESS) -
La hidratación debe ajustarse a las necesidades fisiológicas de cada edad, a las condiciones ambientales y la actividad física que se realice, según ha explicado la jefa asociada del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Jiménez Díaz-Capio de Madrid, la doctora Pilar Riobó.
Así lo ha asegurado la especialista con motivo de la celebración desde este miércoles y hasta el próximo viernes en Madrid del XIII Encuentro Nacional de Salud y Medicina de la Mujer (SAMEM). En él, ha expuesto que es "una necesidad" que las personas mantengan una correcta hidratación y un estilo de vida activo.
Para Riobó, la hidratación, junto a la alimentación adecuada y a la actividad física adaptada a las capacidades de cada mujer, "hace que se equilibren las calorías que consumimos con el gasto energético que realizamos". En este sentido, expone que, para conservar la salud y el bienestar, "se debe mantener un equilibrio hídrico entre el volumen de líquido ingerido y el excretado".
Por ello, y porque "no existe un mecanismo eficiente de almacenamiento hídrico corporal", es importante realizar un aporte "constante" de líquidos para mantener los niveles estables. De hecho, la mayor parte del organismo es agua, "alrededor del 60 por ciento", explica.
LA MUJER DEBE BEBER DOS LITROS DIARIOS DE LÍQUIDO
En cuanto a la ingesta de líquidos recomendada para la mujer, la European Food Safety Authority (EFSA) la cifra en dos litros diarios, cantidad que se debe aumentar en medio litro para el hombre. Sin embargo, los niños de entre 4 y 8 años deben beber 1,6 litros diarios, mientras que los niños y niñas que se encuentran entre los 9 y los 13 años deben ingerir 2,1 litros y 1,9 litros, respectivamente.
Por su parte, las embarazadas deben aumentar el nivel de líquidos que beben durante los meses de gestación, algo que deben hacer "en función al aumento del consumo de energía que realicen", sostiene Riobó. Mientras, las que se encuentren en periodo de lactancia deben beber hasta 2,7 litros.
Todo ello se debe a los cambios que tienen lugar en el organismo durante la gestación, entre los que se encuentran "el incremento del volumen plasmático o la formación del líquido amniótico", indica. Por ello, advierte del peligro de la deshidratación en estas mujeres, que "puede favorecer el retraso del crecimiento intrauterino".
Además, permite "evitar el estreñimiento, eliminar las toxinas del cuerpo, disminuir los riesgos de infecciones urinarias y lograr un correcto funcionamiento de todos los órganos de la madre", lo que favorece "la salud del descendiente", concluye la experta.