MADRID 14 Jul. (EUROPA PRESS) -
Hernán Cortés Soria comparte en 'Que no te pille un Guillain-Barré, Parte II', su regreso a casa y el inicio de la rehabilitación tras casi un año en el hospital por esta enfermedad neurológica autoinmune diagnosticada en 2023. Nuevamente, los beneficios de este libro, al igual que la primera parte 'Que no te pille un Guillain-Barré', se destinarán al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo para ayudar a la investigación de este síndrome.
En esta segunda parte cuenta cómo afrontó el regreso a su hogar tras casi un año entre el Hospital Quirón de Pozuelo y el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, tras verse afectado por el 'síndrome de Guillain-Barré', una enfermedad rara que se ha convertido en el centro de su vida.
En menos de 12 horas su vida cambió el 15 de enero de 2023, al encontrarse mal después de comer, sin fuerzas y con hormigueo en las extremidades. En la UCI le indujeron el coma durante dos semanas, le realizaron una traqueotomía, le conectaron a un respirador artificial, ya que su diafragma y sus pulmones no funcionaban. También le alimentaron y medicaron por sonda y vía intravenosa.
Desde entonces convive con el síndrome de Guillain-Barré, una enfermedad poco frecuente en la que el sistema inmune ataca a su propio sistema nervioso, destruyendo las vainas de mielina que recubren los nervios. En su caso fue un ataque axonal mielítico, con daños directos en el núcleo del nervio, la forma más grave.
Del hospital logró salir andando como se prometió, después de los meses en los fue recobrando su motricidad, aprendió a hablar, a comer y a valerse por sí mismo. "Durante 11 meses anhelas volver a tu casa, ese lugar en el que has vivido siempre, tu refugio, tu hogar donde te sientes seguro y feliz. Y te das cuenta de que tu casa es la misma, pero tú no. Ahora vas en silla de ruedas, no cabes por las puertas, hay escalones y escaleras que no puedes subir, no puedes acceder al ascensor o ni siquiera al portal. Hay muchas cosas que no puedes hacer y antes hacías por ti mismo", explica.
En ese momento uno tiene que buscar la manera de seguir adelante, adaptando la casa a su nueva situación y realizando modificaciones estructurales que faciliten el día a día. Además, debe gestionar sus citas con médicos y terapeutas, programar la rehabilitación en centros especializados, organizar el transporte a los diferentes centros, diseñar un plan específico de trabajo en casa y buscar ayudas públicas y privadas: "No soy un superhéroe, pero si mi ejemplo puede ayudar a que haya personas que opten por sobrevivir, por aguantar, luchar y no desfallecer en la recuperación, bienvenido sea. A ellos va dedicado este libro".
A través de relatos y muchas anécdotas, el libro sirve como una guía práctica y una fuente de apoyo emocional para pacientes y cuidadores que enfrentan situaciones similares tras la hospitalización. Tiene un estilo narrativo ameno y con notas de humor "ya que las penurias no hace falta contárselas a nadie", transformando experiencias duras en historias comprensibles, brindando esperanza y entendimiento a quienes atraviesan este difícil camino en el que la rehabilitación es fundamental.
Tras superar la parte más crítica de la supervivencia de la enfermedad, comienza la fase de rehabilitación. "Es la más importante, larga, tediosa y agotadora", comenta Cortés Soria. Su objetivo no es solo la recuperación física tras meses de inactividad, sino también atender los aspectos sociales, culturales y psicológicos que fortalecen la autoestima del paciente y le ayudan a sentirse más seguro, adaptarse a su vida diaria e interactuar con los demás.
"El proceso de rehabilitación, dependiendo de la gravedad, requiere bastante tiempo, en mi caso entre tres y cinco años", explica Cortés Soria. "Hay que moverse cada día sin excusas para evitar la atrofia y dedicarte en cuerpo y alma a rehabilitarte con el fin de recuperar la normalidad. Es duro y doloroso, pero el esfuerzo merece la pena", explica.
Actualmente hace rehabilitación intensiva en tres centros: la Fundación Jiménez Díaz, el Hospital Universitario Puerta de Hierro y el Centro Lescer. Reconoce que "el primero que gana soy yo, pero también ganan los que están conmigo". Destaca tres pilares fundamentales para su recuperación: "El enorme esfuerzo de mi familia, todos los profesionales implicados en mi rehabilitación y yo mismo, lo que está permitiendo avances extraordinarios". Y en el libro dedica un capítulo a "Mis ángeles de la guarda. Los terapeutas" y todo lo que han hecho por él.