MADRID 22 May. (EUROPA PRESS) -
La hematuria o sangre en la orina es el síntoma más común del cáncer de vejiga, aunque no siempre está presente, junto con otros signos como el dolor o escozor al orinar, la necesidad de orinar muchas veces, acabar de orinar y tener la sensación de "quedarte con más ganas", el dolor pélvico y los cambios en los hábitos urinarios, según explica el jefe del Servicio de Oncología Médica de MD Anderson Cancer Center Madrid, el doctor Enrique Grande.
Por ello, el experto destaca que, si alguien experimenta hematuria u otros síntomas urinarios, "es importante buscar atención médica para un diagnóstico adecuado y tratamiento temprano". Precisamente la hematuria fue el signo que impulsó a Laurent G., paciente con cáncer de vejiga, a acudir a la consulta médica. "El síntoma que me llevó al médico fue un ligero tono rosado al final de la micción. No estaba seguro de qué podría ser ya que no era constante, aunque podía imaginármelo, y efectivamente era sangre", explica el paciente, quien sostiene que no padecía ningún tipo de dolor físico ni otro síntoma.
Sin embargo, advierte el especialista de MD Anderson Madrid, la sangre en la orina no siempre es sinónimo de cáncer de vejiga. "Puede ser un síntoma de otras enfermedades, como infecciones del tracto urinario, litiasis renal (cálculos en los riñones), enfermedades renales, traumatismos, enfermedades autoinmunes y trastornos de coagulación", agrega.
El doctor García asegura que la detección temprana del cáncer de vejiga juega un papel crucial en la supervivencia de los pacientes. Tanto es así que, destaca, cuando el cáncer se detecta en etapas tempranas, antes de que se haya diseminado a otras áreas del cuerpo, las opciones de curación son más altas. No obstante, los porcentajes de mejora tanto en la supervivencia como en la curación pueden variar en función de diferentes factores, incluyendo el estadio en el que se detecta el cáncer, el tipo de tratamiento recibido y la respuesta individual del paciente al tratamiento.
Por ejemplo, continúa, en casos de cáncer de vejiga superficial, que es cuando está limitado a la capa interna de la vejiga, la detección temprana puede permitir tratamientos menos invasivos, como la resección transuretral de la vejiga (RTU), que tiene tasas de éxito en cuanto a curación cercanas al 80-90 por ciento en términos de supervivencia a largo plazo.
"En los casos de cáncer de vejiga invasivo, que ha infiltrado el tumor hacia las capas más profundas de la vejiga como el músculo, las tasas de supervivencia a largo plazo se reducen al 50 por ciento aproximadamente. En estos casos, la combinación de quimioterapia y cirugía, así como la inmunoterapia que se ha añadido al arsenal terapéutico recientemente, pueden ofrecer opciones de tratamiento efectivas", explica.