MADRID, 19 May. (EDIZIONES) -
La respuesta es la siguiente: no. ¿Por qué? La fimosis, o imposibilidad de retraer la piel del prepucio para descubrir el glande puede ser un proceso fisiológico en el recién nacido. Es decir, es algo normal, que se da en la mayor parte de los bebés, y que se va resolviendo espontáneamente poco a poco, conforme el niño va creciendo y desarrollándose.
Así lo afirma en una entrevista con Infosalus el coordinador nacional de Urología Pediátrica de la Asociación Española de Urología y del Grupo Español de Urología Pediátrica, el doctor Agustín Serrano Durbá, quien recuerda que la fimosis "es la estrechez de la piel del prepucio; y puede ser de nacimiento (fimosis primaria), o de aparición posterior (fimosis secundaria), debido a procesos inflamatorios que dan lugar a cicatrices, que estrechan la abertura del prepucio e impiden descubrir el glande".
Con ello, advierte este experto de que la manipulación forzada de la piel del prepucio puede dar lugar a la aparición de grietas debido al estiramiento forzado de la piel y estas grietas, a su vez, al cicatrizar, dar lugar a cicatrices inelásticas, convirtiendo la fimosis fisiológica y normal del niño en una fimosis secundaria sin más posibilidad de resolución que la cirugía.
AL NACER
Según comenta, al nacer la piel del prepucio está íntimamente unida al glande formando las adherencias balanoprepuciales: "Se trata también de un proceso fisológico, cuya resolución es progresiva, y generalmente simultánea a la resolución de la fimosis. Por tanto, tampoco hay ninguna necesidad de resolverlas antes de tiempo pues irán desapareciendo poco a poco con el paso de los años".
De hecho, apunta que la mayor parte de los varones al nacer presentan fimosis, es decir, que la piel del prepucio es estrecha y no se puede retirar para descubrir el glande: "Esto no significa obligatoriamente que el niño vaya a necesitar una operación para resolverlo, pues la mayoría acabarán resolviéndose espontáneamente, por sí solas, y sin necesidad de operar, ni de ser manipulados".
Por eso, según remarca este urólogo, el hecho de tener adherencias balanoprepuciales no significa que el niño tenga fimosis (estrechez). Se estima, según prosigue el jefe de sección de Urología Infantil del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia, que al año de vida alrededor del 50% de los varones ya no presentan fimosis; del otro 50%, dice que gran parte también terminará pudiendo retraer la piel sin dificultad progresivamente, con el paso de los años, de forma que sin manipular, al final de los 3 años, solo un 20% tendrá fimosis y su incidencia a los 7 años es tan solo del 8%.
HAY CASOS INEVITABLES DE FIMOSIS
Ahora bien, este especialista en Urología infantil reconoce que hay varones que "inevitablemente" tendrán fimosis, independientemente de lo que se les haga, porque la anatomía de su prepucio es así de estrecha; mientras que hay otras fimosis que aparecen debido a la manipulación, a infecciones de la piel, o bien fruto de otros procesos inflamatorios.
"Pero es mayor el riesgo de desarrollar fimosis manipulando el prepucio del bebé que sin manipularla. Como ya he comentado, la mayoría de las fimosis del recién nacido se resuelven sin necesidad de ningún tipo de tratamiento o manipulación", insiste el doctor Serrano Durbá.
HAY MÉDICOS QUE AÚN RECOMIENDAN RETIRAR EL PREPUCIO
A pesar de todo lo comentado, este doctor lamenta que a día de hoy todavía existen algunos facultativos que recomiendan la retirada del prepucio con el fin de evitar la fimosis y con fines higiénicos para evitar las infecciones del prepucio y del glande (balanopostitis). "Se ha visto que es mayor el riesgo de hacerlo por la posibilidad de desarrollar cicatrices que su beneficio, puesto que la mayor parte de los niños sin circuncidar, ni manipular, nunca sufren infecciones", añade.
Con todo ello, y para lograr una higiene adecuada en los menores, el coordinador nacional de Urología Pediátrica de la Asociación Española de Urología dice que la piel del pene solo debe retirarse hasta donde dé de sí, y siempre sin forzarla.
Para ello, considera que el mejor momento es el baño pues durante el mismo, con agua templada, la piel es más elástica y representa el momento en el que debe retraerse la piel, pero insiste en que sin intención de forzarla siempre. "Esta abertura del prepucio puede lavarse con agua y el jabón habitual del bebé, y con el uso de una esponjita o el empleo de una toallita higiénica", apostilla.
A su vez, el doctor Serrano apunta que existen casos de fimosis muy leves que pueden tratarse mediante la aplicación de pomadas de corticoides, y la dilatación progresiva del prepucio, si bien avisa de que la dilatación nunca debe realizarse sin la aplicación de corticoides, pues de lo contrario pude dar lugar a la aparición de una fimosis cicatricial secundaria.
"Será el especialista quien aconseje y prescriba este tratamiento. En general, la manipulación con corticoides únicamente va a adelantar lo que sin tratamiento se producirá paulatinamente a lo largo de los años", reconoce el especialista en Urología infantil.
CUÁNDO ESTÁ INDICADA LA CIRCUNCISIÓN
En último lugar, el coordinador del Grupo Español de Urología Pediátrica sostiene que la circuncisión es la última opción en estos casos, recordando que la operación temprana pude ser innecesaria, ya que puede resolverse espontáneamente mientras son niños.
"En la cirugía, tras extirpar el prepucio estrecho, se colocan unos puntos de sutura "reabsorbibles" que por tanto, no precisarán de su retirada e irán cayendo solos. El paciente solo necesitará de curas con algún desinfectante como clorhexidina o povidona yodada durante unos días y se incorporará pronto a sus actividades habituales, pudiendo realizar duchas a partir del mismo día o del día siguiente a la operación. Los niños, a diferencia de los adultos, no suelen requerir muchos analgésicos y el dolor se controla bien con paracetamol o con ibuprofeno vía oral", mantiene el doctor Serrano.
A su juicio, la principal ventaja de realizar la circuncisión en la edad pediátrica es sobre todo reducir las molestias postquirúrgicas, pues habitualmente los niños operados tienen muy pocas molestias. "Sin embargo, en púberes y adultos la recuperación es bastante más molesta y precisan tomar más analgésicos, debido sobre todo a la presencia de erecciones diurnas y sobre todo nocturnas", concluye.