Halloween y el cerebro: por qué algunos disfrutan del miedo y otros no pueden soportarlo

Archivo - Pareja viendo una película en el sofá del salón de su casa.
Archivo - Pareja viendo una película en el sofá del salón de su casa. - JELENA LALIC/ISTOCK - Archivo
Infosalus
Publicado: sábado, 1 noviembre 2025 7:59

   MADRID, 1 Nov. (EDIZIONES) -

   Mientras muchos se divierten viendo películas de terror o entrando a casas encantadas, otros evitan cualquier situación que les acelere el pulso. Según explica el psicólogo clínico Manuel Oliva Real, del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, el miedo es una respuesta adaptativa esencial para la supervivencia, pero su intensidad varía según la genética, la educación, y las experiencias vividas.

   "Hay personas más sensibles que activan su sistema de alerta con mayor facilidad, y eso puede convertir un miedo normal en una reacción desproporcionada o incluso fóbica", señala el experto.

   En concreto, detalla que el miedo es una respuesta adaptativa ante una situación de peligro real o percibida, y que prepara al organismo para hacer frente a tal situación. Las respuestas que se dan pueden ser de lucha, de huida, o de protección, tal y como especifica.

   "El miedo supone una activación general del organismo a nivel fisiológico, cognitivo y conductual. Una vez que la situación de peligro se ha resuelto, el organismo vuelve a su estado original y la respuesta de alerta desaparece. En este sentido, el miedo es necesario", afirma durante una entrevista con Europa Press Salud Infosalus el también psicólogo clínico en Center Psicología Clínica.

POR QUÉ HAY PERSONAS MÁS MIEDOSAS

   En este contexto, preguntamos a este experto por qué hay personas que tienen más miedo que otras, y apunta que, realmente, todas las personas tienen miedo en algún momento, ya que como hemos contado, se trata de una respuesta adaptativa que nos prepara para hacer frente a situaciones de peligro. "Sería negativo no tenerla. La alerta es necesaria cuando la situación lo requiere. Las reacciones de este estado de alerta varían de unas personas a otras a nivel fisiológico, cognitivo, y conductual", advierte.

   Señala así que hay personas más sensibles debido, probablemente, a factores de predisposición genética, a la educación recibida, así como a la historia personal de experiencias de peligro vividas. "En cualquier caso, el miedo sigue siendo adaptativo si aparece ante situaciones de peligro real", precisa.

   Además, apunta que los factores genéticos pueden generar en ciertas personas una predisposición a generar la respuesta de miedo con más facilidad y de forma más intensa: "Este hecho, unido a las experiencias y a la educación, puede favorecer la aparición de miedos irracionales que podrían constituir reacciones fóbicas".

   Es más, sostiene este psicólogo clínico que desde niños experimentamos reacciones de miedo ante situaciones de potencial peligro: "Hay miedos evolutivos, que son normales y de alguna forma necesarios. En los niños es normal que aparezca el miedo a la oscuridad, el miedo a los extraños, el miedo al abandono, o el miedo a lo desconocido, etc. Estos miedos van pasando con la edad sin necesidad de que haya que hacer nada con ellos. Son miedos evolutivos y adaptativos".

   Ahora bien, sí precisa Manuel Oliva Real que si el estilo educativo es en exceso protector, o de intensa exigencia, puede dificultar que el niño aprenda estrategias eficaces de afrontamiento ante las amenazas. "En ese sentido, la reacción de miedo se producirá de forma más intensa, rápida, y duradera, por lo que puede empezar a condicionar aspectos de su vida y dejar de ser adaptativo. Las experiencias repetidas de peligro y/o mal gestionadas pueden quedar 'condicionadas' y favorecer, en el futuro la aparición de miedos irracionales, o hacer que la persona viva en un estado de mayor alerta", agrega.

   Así, insiste este psicólogo clínico en que algunas personas disfrutan con experiencias que generan miedo mientras que otras huyen de ella porque esto depende de la predisposición genética a generar respuestas de miedo intenso, de las experiencias vividas, de las herramientas de afrontamiento, y de los modelos educativos: "Aquellos basados en la sobreprotección favorecen conductas de evitación a situaciones que son interpretadas como peligrosas cuando en realidad no lo son".

EL MIEDO NORMAL VS MIEDO PATOLÓGICO

   Entonces, ¿cuándo un miedo deja de ser una respuesta adaptativa y puede representar un problema? Este especialista del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid mantiene que el miedo normal es adaptativo, y surge ante situaciones de peligro real o percibido, de forma que la reacción de miedo desaparece cuando la situación ha dejado de ser amenazante o cuando se ha afrontado de forma correcta.

   Sin embargo, sí avisa de que cuando la respuesta de miedo es muy intensa, condiciona la vida de la persona, y las situaciones que lo generan no implican un peligro real, el miedo resulta ser desadaptativo. "En este sentido, la persona puede estar anticipando situaciones de peligro y llevando a cabo conductas de escape o de evitación por temor a que ocurra algo negativo. Ahí es cuando podemos empezar a hablar de miedo fóbico", agrega.

SE PUEDE APRENDER A GESTIONAR EL MIEDO

   Con todo ello, el experto en Center Psicología Clínica afirma que, efectivamente, sí se puede aprender a gestionar el miedo, siendo lo importante analizar con la persona qué aspectos son los que están directamente implicados en sus respuestas de miedo. "A partir de ahí, se pueden enseñar estrategias de afrontamiento que permitan enfrentar las situaciones con más seguridad. Y de forma general, es importante ofrecer recursos para el manejo del estrés y de los pensamientos negativos", revela, indicando que se enseñan a la persona recursos a nivel fisiológico, cognitivo, y conductual.

   En el plano fisiológico habla de técnicas para disminuir la reacción de alerta física, como la relajación, el mindfulness, así como técnicas de respiración y de exposición controlada a las situaciones de miedo.

   En lo cognitivo precisa que se enseña a la persona a reinterpretar el significado de las situaciones que le generan la respuesta de miedo: "El objetivo es, además, reducir las anticipaciones de lo que puede llegar a ocurrir, y aprender a vivir con la incertidumbre".

   Mientras, a nivel conductual, indica Oliva que se ofrecen recursos para reducir las respuestas de evitación o de escape, favoreciendo un afrontamiento eficaz, a la ve que se enseña a canalizar el miedo de forma adaptativa.

   Finalmente, Manuel Oliva Real, del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, resalta que el miedo también se transmite socialmente, y no hay más que verlo, tal y como reconoce, en la facilidad con la que los menores acceden a contenidos que pueden no ser apropiados a su edad: "Se pueden producir experiencias traumáticas por ver lo que les ocurre a otras personas, o las consecuencias que se derivan de esas situaciones. Si, además, la persona tiene más predisposición genética al miedo, y no posee herramientas eficaces de afrontamiento, puede generar una respuesta desadaptativa de miedo".

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