MADRID, 17 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo mecanismo de redistribución de la sangre que es esencial para el funcionamiento adecuado de la retina adulta acaba de ser descubierto in vivo por investigadores del Centro de Investigación del Hospital de la Universidad de Montreal (CRCHUM), que lo publican en la revista 'Nature'.
"Por primera vez, hemos identificado una estructura de comunicación entre las células que se requiere para coordinar el suministro de sangre en la retina viva", destaca la doctora Adriana Di Polo, profesora de neurociencia en la Universidad de Montreal y titular de una Cátedra de Investigación de Canadá en glaucoma. y neurodegeneración relacionada con la edad, que supervisó el estudio.
"Ya sabíamos que las áreas de retina activadas reciben más sangre que las no activadas --añade-- pero hasta ahora nadie entendía cómo se regulaba con precisión este suministro de sangre esencial".
El estudio fue realizado en ratones por dos miembros del laboratorio de Di Polo: el doctor Luis Alarcón-Martínez, becario postdoctoral, y Deborah Villafranca-Baughman, estudiante de doctorado. Ambos son los primeros coautores de este estudio.
En los animales vivos, como en los humanos, la retina utiliza el oxígeno y los nutrientes contenidos en la sangre para funcionar plenamente. Este intercambio vital tiene lugar a través de los capilares, los vasos sanguíneos más delgados de todos los órganos del cuerpo.
Cuando el suministro de sangre se reduce o se corta drásticamente, como en la isquemia o el accidente cerebrovascular, la retina no recibe el oxígeno que necesita. En esta condición, las células comienzan a morir y la retina deja de funcionar como debería.
Envueltos alrededor de los capilares hay pericitos, células que tienen la capacidad de controlar la cantidad de sangre que pasa a través de un solo capilar simplemente apretándolo y soltándolo.
"Utilizando una técnica de microscopía para visualizar cambios vasculares en ratones vivos, mostramos que los pericitos proyectan tubos muy delgados, llamados nanotubos tunelizadores interpericitos, para comunicarse con otros pericitos ubicados en capilares distantes --señala Alarcón-Martínez--. A través de estos nanotubos, los pericitos pueden comunicarse entre sí para llevar sangre donde más se necesita".
Otra característica importante, agrega Villafranca-Baughman, es que "los capilares pierden su capacidad de transportar sangre donde se requiere cuando los nanotubos tunelizadores están dañados, por ejemplo, después de un accidente cerebrovascular isquémico. La falta de suministro de sangre que sigue tiene un efecto perjudicial efecto sobre las neuronas y la función general de los tejidos ".
Los hallazgos del equipo sugieren que los déficits microvasculares observados en enfermedades neurodegenerativas como los accidentes cerebrovasculares, el glaucoma y la enfermedad de Alzheimer podrían resultar de la pérdida de nanotubos tunelizados y una distribución de la sangre deficiente. Las estrategias que protegen estas nanoestructuras deberían ser beneficiosas, pero quedan por demostrar.