MADRID, 17 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un grupo multidisciplinar de investigadores de la Red de Investigación Cardiovascular (RIC), coordinados por los doctores del Hospital Gregorio Marañón de Madrid Raquel Yotti, Javier Bermejo y Francisco Fernández-Avilés han conseguido hallar el mecanismo de la mala evolución de algunos pacientes al sustituirles la válvula aórtica.
En concreto, han demostrado que la rigidez del árbol arterial (consecuencia directa de la edad y la aterosclerosis que habitualmente coexisten en estos pacientes), sigue dificultando el flujo de la sangre, a pesar de que se ha aliviado la obstrucción de la válvula. La consecuencia es que el músculo cardiaco sigue teniendo que realizar mayor trabajo del esperado para expulsar la sangre del corazón.
Y es que, los múltiples índices demostraron de forma consistente que el árbol arterial, al aliviar la obstrucción, se comporta súbitamente de forma más rígida, lo cual condiciona a su vez que el volumen de sangre que sale del corazón en cada latido (volumen latido) en muchos pacientes no aumente o incluso disminuya a pesar de haberse reemplazado la válvula.
Los autores además han demostrado que esta respuesta hemodinámica se correlaciona con la mejoría clínica de los pacientes a los 6 meses de seguimiento. Toda la investigación, publicada en el 'Journal of the American College of Cardiology', ha sido posible gracias a la financiación del Instituto de Salud Carlos III y de la propia Red de Investigación Cardiovascular.
"La identificación de este comportamiento de las arterias en ningún caso cuestiona la utilidad del reemplazo valvular para el tratamiento de los pacientes con estenosis aórtica grave. Por el contrario, implica que los médicos de todo el mundo deben prever y tratar de forma rápida y mantenida los cambios de presión arterial que se producen tras resolver la obstrucción de la válvula aórtica. De esa forma se conseguirá explotar al máximo el beneficio que el recambio valvular supone para los pacientes", ha comentado Yotti.
La válvula aórtica se encuentra a la salida de la cámara principal del corazón, el ventrículo izquierdo. En cada latido, durante la contracción del corazón, la válvula aórtica se abre y permite la salida de la sangre oxigenada hacia la aorta y desde esta a través del árbol arterial la sangre oxigenada se distribuye por todo el organismo.
Por causas no bien establecidas, la válvula aórtica en ocasiones se calcifica y no puede abrirse suficientemente, momento en el cual se produce la enfermedad denominada estenosis aórtica. Ahí, el corazón compensa la obstrucción a su vaciado contrayéndose con más fuerza y aumentando su masa muscular.
Pero a medida que la estrechez de la válvula progresa, cada vez le resulta más difícil mantener el flujo de sangre hacia la aorta. Esto produce síntomas que progresan hasta ser incapacitantes y si no se trata en su momento, a medio plazo se produce fallo circulatorio y el paciente fallece.