Hallan marcadores de bacterias intestinales que podrían detectar precoz la enfermedad hepática

Bacterias
ILLUSTRATION BY JENNIFER OOSTHUIZEN, CDC - Archivo
Publicado: lunes, 2 julio 2018 12:58


MADRID, 2 Jul. (EUROPA PRESS) -

Un equipo internacional dirigido por investigadores del Imperial College de Londres, la Universidad de Girona, la Universidad de Roma Tor Vergata e INSERM en Toulouse han descubierto que el ácido fenilacético podría usarse como un marcador biológico en la clínica para detectar si los pacientes pueden padecer enfermedad hepática no alcohólica.

En concreto, este ácido se produce por bacterias en el intestino y está presente en la sangre, por lo que a través de un análisis de sangre se podría detectar sí hay -o no- ácido fenilacético, y con ello si el paciente tiene riesgo de padecer esta enfermedad.

Estos hallazgos, publicados en la revista 'Nature Medicine', insinúan la posibilidad de que los subproductos químicos producidos por los microbios que viven dentro del cuerpo se utilicen como primeros signos de advertencia de la enfermedad, la cual se estima que uno de cada tres adultos puede tener las primeras etapas de esta patología, y los pacientes pueden mostrar pocos o ningún síntoma hasta que avance.

"A través de este trabajo, podemos haber descubierto un biomarcador para la enfermedad en sí. En general, demuestra que el microbioma definitivamente está teniendo un efecto en nuestra salud", ha declarado Lesley Hoyles, del Departamento de Cirugía y Cáncer de Imperial, quien dirigió el análisis.

Para identificar el marcador microbiano, el equipo analizó los datos biológicos recopilados de 100 mujeres obesas con hígado graso, incluidas muestras de sangre y orina, biopsias hepáticas y muestras fecales, y las comparó con pacientes sanos para buscar pequeñas variaciones entre los dos grupos.

Una de las principales diferencias fue la mayor presencia de dicha patología, un compuesto producido por las bacterias intestinales, ya que descomponen los aminoácidos para la alimentación. Descubrieron que los niveles elevados de la enfermedad estaban fuertemente relacionados con la acumulación de grasa en el hígado.

Su análisis también descubrió un vínculo entre la presencia de enfermedad del hígado graso y cambios sutiles en la composición del microbioma mismo. Cuanto más avanzada estaba la enfermedad, más disminuía el número total de genes codificados por las bacterias intestinales, una medida indirecta de que el microbioma era menos diverso, compuesto por menos tipos diferentes de bacterias.

Por último, los investigadores ya han descubierto más de 10 millones de genes activos vinculados a los microbios en el intestino, 500 veces el número de genes en el genoma humano, pero su función sigue siendo en gran parte desconocida. Sin embargo, estudios previos han demostrado que el número de genes microbianos activos disminuye drásticamente con trastornos metabólicos, como la obesidad.

ERRORES ALTERADOS VINCULADOS CON EL PROCESO DE LA ENFERMEDAD

Según el equipo, la disminución en la diversidad microbiana revela que los defectos intestinales pueden perderse en pacientes con enfermedad hepática grasa.

Se sabe que los microbiomas de pacientes obesos difieren de los pacientes con peso saludable, y que la dieta es un factor clave en esto. Los investigadores explican que esto, combinado con los estudios en animales donde la transferencia de bacterias intestinales de donantes humanos condujo a ratones que desarrollan hígados grasos, indica que un cambio en la composición de las comunidades de chinches juega un papel en la enfermedad.

Sin embargo, los investigadores subrayan que no está claro si los compuestos microbianos están directamente relacionados con la enfermedad, o si su mayor presencia coincide con un punto de inflexión en el equilibrio de las bacterias, y que se necesita más trabajo para explorar los enlaces.

"Está claro que el microbioma nos influye porque en algún momento tenemos alrededor de 200 metabolitos en nuestra circulación de nuestras bacterias intestinales, por lo que tienen efectos a largo plazo y pueden estar influyendo en la enfermedad", según Hoyles.

"El concepto de que podríamos usar señales químicas producidas por nuestras bacterias intestinales para detectar enfermedades es muy emocionante. Abre la posibilidad de que un simple examen de detección en una clínica GP pueda algún día ser utilizado para detectar los primeros signos de la enfermedad. Pero estos tipos de las pruebas aún pueden estar a varios años de la clínica", ha señalado Marc-Emmanuel Dumas, del Departamento de Cirugía y Cáncer y autor principal del estudio.

Leer más acerca de: