MADRID, 22 Feb. (EUROPA PRESS) -
Cada vez son más los que practican durante los fines de semana o periodos vacacionales el esquí o el 'snowboard', y es que, según la Asociación Turística de Estaciones de Esquí y Montaña (ATUDEM), las estaciones de esquí españolas recibieron durante el pasado invierno más de cinco millones de visitantes. Sin embargo, la mayoría no tiene en cuenta los múltiples riesgos que conlleva este deporte tan divertido y muchos acaban lesionados, sobre todo aquellos que se inician en esta práctica.
La probabilidad de sufrir una lesión esquiando en la actualidad oscila de 2,6 a 3,9 lesiones por mil esquiadores/día, un porcentaje muy alto que invita a extremar las precauciones ante una posible caída y conocer cómo actuar ante una eventual lesión. Por ello, el doctor de la Clínica Internacional de medicina deportiva ISMEC, Emilio López-Vidriero, y consultor de la Federación Andaluza de Deportes de Invierno (FADI), ha elaborado siete consejos prácticos que sirvan de ayuda a los esquiadores, especialmente los menos avezados en este deporte, a prevenir una lesión:
1. Contar con una buena preparación física previa a la práctica del esquí.
2. Tener un buen dominio de la técnica con el fin de evitar caídas, para lo que se recomienda dar clases con un monitor especializado.
3. Mantener el material con el que se practica el esquí en buen estado, prestando especial atención a que las fijaciones se encuentren bien reguladas.
4. Llevar a cabo un calentamiento con ejercicios de flexibilidad articular antes de comenzar a practicar este deporte.
5. Dejar la actividad física al notar los primeros síntomas de cansancio, ya que las lesiones más graves se producen por causa de la fatiga muscular.
6. Descansar suficientemente. Cuando las lesiones se dan a última hora del día, se pueden deber a fatiga, bien por falta de horas de sueño o por exceso de horas de sueño, entre otras causas.
7. Trabajar previamente las extremidades inferiores, especialmente las rodillas. También es bueno desarrollar una buena capacidad y control muscular en toda la zona que rodea el complejo lumbo-pélvico.
La práctica del esquí supone exigencias musculares que tienen mucho que ver con la capacidad para controlar el movimiento, ya que a diferencia de otras actividades como saltar y correr donde hay un claro énfasis a la hora de propulsar nuestro cuerpo, en el esquí o el 'snowboard' el énfasis está en el control de las denominadas fuerzas de reacción del suelo durante las bajadas.
Ante una posible caída o fuerte contusión, el director médico de la FADI, Rafael Jácome, junto a otros responsables médicos de la Federación, Carlos Melero y Juan Carlos Peinado, han establecido una clasificación de las indicaciones a seguir ante los tipos de lesiones más comunes sobre un pista de esquí:
* Ante una luxación de hombro. Si tras una caída con el brazo abierto no se puede mover el hombro haciendo rotaciones, habrá que sospechar que estamos sufriendo la luxación de hombro, que será recolocado en urgencias y puesto en cabestrillo. En menos de 10 días un traumatólogo valorará su estado y determinará qué actuación llevar a cabo para una correcta recuperación.
En personas menores de 25 años se suele optar por una intervención quirúrgica, que evita un posible nuevo episodio de luxación que podría generar lesiones más graves. En personas entre 30 y 50 se puede tratar con fisioterapia personalizada intensiva e intentar evitar la cirugía. En mayores de 50 la luxación de hombro suele conllevar lesiones de los tendones del manguito, mucho más graves, y que también requieren de intervención quirúrgica.
* Ante una luxación de la clavícula. Si tras una caída con el brazo pegado al cuerpo aparece una deformación sobre la parte superior del hombro, casi con total seguridad se tratará de una luxación de clavícula. Dado que tumbado le dolerá más, es conveniente que paciente quede semisentado. Tras 10 días con el cabestrillo, el especialista examinará la lesión. Si la luxación de la clavícula es grave, requerirá cirugía; si es leve, se podrá tratar con fisioterapia intensiva personalizada. Si al examinar mediante resonancia magnética se detectan otras lesiones asociadas (ocurre el 30%) habrá que operar esas lesiones y además la clavícula.
* Ante una luxación de codo. Se recolocará en urgencias, a lo que le seguirá reposo en cabestrillo. El traumatólogo deberá hacer una valoración de la misma en menos de 10 días. Si no se encuentran fracturas o están poco desplazadas, se colocará codera estabilizadora y fisioterapia intensiva personalizada para ganar la movilidad. Si hay fracturas desplazadas habrá que operar intentando fijar los fragmentos en su sitio. En caso de no conseguirse esto último, se sustituirán por prótesis, lo que ofrece muy buenos resultados.
* Ante una fractura del hombro. En primer lugar inmovilizar en cabestrillo y trasladarlo a un traumatólogo de forma urgente. Si los fragmentos de hombro no están desplazados, se puede tratar con fisioterapia intensiva personalizada; si lo están, habrá que operar para restaurar la anatomía.
* Ante una lesión de los tendones del hombro (manguito rotador). Se sospecha de su aparición en pacientes mayores de 45 años con mucho dolor en el hombro (sobre todo de noche) y cuyo examen de rayos X aparece normal. Se optará por inmovilización con cabestrillo y derivación al traumatólogo en menos de 10 días. Estas lesiones requieren de cirugía para reinsertar los tendones en su sitio lo antes posible.
* Ante una caída que produzca una intensa hinchazón en la rodilla. Se extraerá el líquido de la rodilla, se inmovilizará y se valorará de manera urgente por un especialista. Si el líquido es rojo (se tratará de sangre) existe una alta probabilidad de fractura o de lesión del ligamento cruzado.
* Ante una lesión del ligamento cruzado anterior. En estrecha relación con el caso previo. Se evitará la inmovilización completa de la rodilla y se le aplicará fisioterapia intensiva personalizada para ganar la flexión y extensión de la misma. Una vez ganada y bajada la inflamación viene la correspondiente valoración del traumatólogo para decidir si los tejidos han cicatrizado bien y no hace falta operar, o si no han cicatrizado bien y hay que pasar por quirófano.
* Ante una lesión del ligamento colateral medial (el que sujeta la rodilla por el interior). Se suele detectar por la generación de dolor que se produce al apoyar la pierna y cuando se toca el interior de la rodilla. Se optará por inmovilización con rodillera, que permite la flexo-extensión de la rodilla pero evita que la pierna se vaya hacia los lados (varo-valgo). Así se estará durante seis semanas hasta que cicatrice. Este ligamento cicatriza en el 90 por ciento de las lesiones si se trata adecuadamente, evitando así la cirugía.
* Ante una rotura meniscal. Se procederá a una valoración urgente por el traumatólogo. Si la rotura se puede suturar, habrá que hacerlo para prevenir la artrosis precoz.