Hacer una pausa para reflexionar puede reducir el riesgo de contagiar a otros de COVID-19

Archivo - Celebración cena de Navidad en familia.
Archivo - Celebración cena de Navidad en familia. - BASILICO STUDIO STOCK/ ISTOCK - Archivo
Publicado: martes, 22 noviembre 2022 14:45

MADRID, 22 Nov. (EUROPA PRESS) -

Una nueva investigación de la Universidad de Colorado Boulder (Estados Unidos) ha demostrado que cuando las personas se toman un momento para reflexionar sobre las consecuencias de su comportamiento tienden a elegir opciones que imponen menos riesgos a otras personas.

El estudio internacional, realizado con 13.000 personas y publicado en la revista científica 'PNAS Nexus', también reveló que, de forma casi universal, la gente valora la salud y el bienestar de los demás.

La investigación se ha realizado antes de la llegada de la Navidad, con el consecuente aumento de interración social, y en medio de la convivencia de tres virus: la COVID-19, la gripe y el virus respiratorio sincitial (VRS), que se está disparando en muchas partes de España.

"La mayoría de las personas aspiran a comportarse de forma que se tenga en cuenta el bienestar de los demás, pero a menudo, en el momento, se comportan de forma más egoísta de lo que aspiran. Nuestro laboratorio intenta idear formas de ayudar a las personas a alinear mejor su comportamiento en el momento con sus valores", ha comentado el autor principal, Leaf Van Boven, profesor de Psicología y Neurociencia en la Universidad de California en Boulder.

Para el estudio, realizado en plena pandemia, Van Boven y sus colaboradores de Londres, Austria, Singapur, Israel, Italia y Suecia presentaron a los participantes de esos países y de Estados Unidos tres escenarios hipotéticos.

En uno de ellos, eran propietarios de un pequeño restaurante y se planteaban reducir su capacidad ante el aumento del virus. En otro, debían reunirse con 50 amigos para celebrar una fiesta de cumpleaños después de meses de aislamiento, pero su gobierno les advertía de que, debido a la oleada de COVID-19, las reuniones de 10 o más personas no eran aconsejables.

En un tercero, consideraron si debían cancelar una celebración de Acción de Gracias planeada con 30 miembros de la familia, incluidos adultos mayores y niños pequeños.

Antes de tomar una decisión, la mitad de los sujetos del estudio fueron instruidos para hacer una pausa y practicar una técnica llamada "reflexión estructurada", desarrollada en el laboratorio de Van Boven, destinada a ayudar a las personas a ser más conscientes de sus propios valores.

Se hicieron dos preguntas que contrastaban el impacto personal de su decisión con el impacto en la salud pública. Por ejemplo, en el escenario de Acción de Gracias, se preguntaron "¿En qué medida (en una escala de 1 a 7) debería influir en su decisión la probabilidad de que el COVID-19 se propague entre los miembros de la familia?" y "¿En qué medida debería influir en su decisión su satisfacción por pasar tiempo con los miembros de la familia?".

En todos los países, culturas, edades y partidos políticos, casi todos dieron al menos la misma importancia al bienestar de los demás. "Eso es alentador. Nuestro estudio y otros sugieren que es una tendencia humana universal que las personas crean que deben preocuparse por cómo su comportamiento afecta a otras personas", ha resaltado Van Boven.

Los del grupo de reflexión estructurada eran significativamente más propensos a decir que cancelarían el Día de Acción de Gracias, y en los otros escenarios eran más propensos a errar en la minimización de los riesgos para la salud pública.

Según Van Boven, estas técnicas podrían aplicarse para lograr una serie de objetivos de salud pública en los que el beneficio personal en el momento tiende a eclipsar las consideraciones de salud pública más amplias.

"La gente sabe que no debe enviar mensajes de texto mientras conduce, que es mejor para el planeta si coge el autobús en lugar del coche, que debe comer más verduras y hacer ejercicio, pero saberlo es sólo el primer paso", ha expuesto el investigador.