MADRID, 10 Oct. (EUROPA PRESS) -
La gripe española de 1918 fue una de las pandemias más letales de la historia moderna. Surgida al final de la Primera Guerra Mundial, se propagó rápidamente por todo el mundo entre 1918 y 1920, infectando a cientos de millones de personas y causando la muerte de entre 50 y 100 millones de personas, más que la propia guerra. Sus efectos devastadores marcaron generaciones y recuerdan la importancia de aprender del pasado para proteger la salud en el presente.
La pandemia de gripe de 1918 fue la más grave del siglo pasado y, dado que las pandemias de gripe han ocurrido con regularidad a lo largo de la historia, es inevitable que vuelvan a ocurrir en el futuro. Estos hallazgos enfatizan la importancia de mitigar la exposición a la gripe durante el embarazo mediante medidas preventivas eficaces. El análisis se publica en 'Annals of Internal Medicine'.
Un análisis actual de los registros históricos de nacimientos en una ciudad suiza sugiere que la infección materna con una enfermedad similar a la gripe durante la pandemia de gripe de 1918 podría haber contribuido a un aumento de los nacimientos prematuros y otras consecuencias adversas, siendo los bebés varones los más afectados, según el Instituto de Medicina Evolutiva de la Universidad de Zúrich, Suiza,
Los investigadores estudiaron 2.177 registros históricos de nacimientos entre 1918 y 1920 del Hospital Universitario de Maternidad de Lausana (Suiza) para estimar si la exposición intrauterina a la enfermedad similar a la influenza materna durante la pandemia de 1918 se asoció con los resultados del embarazo y si las asociaciones variaron según el trimestre de esta enfermedad durante el embarazo o el sexo del feto.
Así, descubrieron que la enfermedad similar a la influenza materna, particularmente durante el tercer trimestre, podría haber desencadenado un parto prematuro. El peso al nacer y otras medidas antropométricas se redujeron por la enfermedad similar a la influenza materna (EII), especialmente en el caso de la exposición en el tercer trimestre.
Este resultado afectó desproporcionadamente a la descendencia masculina, ya que los varones expuestos a la EII durante el tercer trimestre tuvieron un menor peso al nacer y un mayor riesgo de muerte fetal que las mujeres expuestas.
Además, nacieron menos varones de madres que experimentaron EII en el primer trimestre en comparación con madres que no se vieron afectadas por la influenza: esto es un indicio de que la EII al principio del embarazo se asocia con abortos espontáneos en varones. Esta hipótesis debería investigarse más a fondo con datos de varias otras maternidades.