MADRID 16 Ago. (EUROPA PRESS) -
Los grandes bebedores de alcohol siguen una dieta desequilibrada, lo que contribuye a generar problemas de salud, según un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid cuyos resultados ya están disponibles en 'Early View' y serán publicados en la edición de noviembre de 'Alcoholism: Clinical & Experimental Research'.
El estudio, realizado entre adultos españoles, ha descubierto que el consumo excesivo de alcohol, especialmente de bebidas espirituosas, y el consumo de alcohol durante las comidas está asociado a una escasa adherencia a las principales pautas de consumo de alimentos.
"El consumo de alcohol puede reducir el mantenimiento de una dieta saludable, dando lugar a efectos metabólicos adversos que a su vez se suman a los producidos directamente por el alcohol", explica el autor del estudio y médico de la Universidad Autónoma de Madrid, José Lorenzo Valencia Martín.
"El peso específico del alcohol en la dieta puede depender de la cantidad global de alcohol ingerida, la frecuencia del consumo, la preferencia de bebidas y si la ingesta de alcohol se lleva a cabo durante las comidas", detalla Valencia y añade que "indirectamente puede contribuir a desarrollar varias enfermedades crónicas tales como obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares o cáncer".
"Los estilos de vida poco saludables tienden a juntarse, pero esto no es una asociación necesaria", añade el director del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, Miguel A. Martínez-González.
Por lo general, las personas que beben alcohol en exceso tienen más probabilidades de ser descuidados en sus hábitos alimenticios. Un alto consumo de alcohol puede provocar problemas relacionados con el hígado. Por su parte, una ingesta de comidas con alto contenido en grasa, tales como comida rápida o bollería industrial, también se puede relacionar con la enfermedad hepática. "En este sentido, si los dos estilos de vida poco saludables se agrupan, pueden actuar de forma sinérgica para producir efectos muy negativos", explica Martínez-González.
"En España, el alcohol se ingiere a menudo durante las comidas, especialmente en el almuerzo y la cena", explican los expertos y añaden que "debido a esto, y a la menor prevalencia de abstemios, los hallazgos se aplican a la mayoría de los adultos en España y en otros países mediterráneos de Europa".
LOS GRANDES BEBEDORES MUESTRAN ESCASA ADHERENCIA A UNA DIETA SALUDABLE
De 2000 a 2005, los investigadores realizaron una encuesta telefónica a 12.037 adultos de 18 a 64 años (5.850 hombres y 6.187 mujeres) consideradas representativas en la región de Madrid. Un consumo excesivo de alcohol se definió como igual o superior a 80 gramos de alcohol para los hombres e igual o superior a 60 gramos para las mujeres. Por su parte, el umbral entre el consumo moderado y excesivo fue de 40 gramos de alcohol por día para los hombres y 24 gramos por día para las mujeres. El consumo de alimentos se midió utilizando un recordatorio de 24 horas.
"Los grandes bebedores, ya sea con o sin consumo excesivo de alcohol, mostraron una pobre adherencia a las recomendaciones de la dieta. A pesar de que beber en las comidas ha sido tradicionalmente considerado como un seguro o incluso un comportamiento saludable, los resultados apuntan a algunas consecuencias no intencionales que la población en general debe tener en cuenta".
Así, en particular, beber en las comidas se asocia con una mala adherencia a la mayoría de las directrices sobre consumo de alimentos. Además, no todos los tipos de bebidas alcohólicas son iguales con respecto a sus efectos en la dieta. De hecho, "los resultados sugieren que especialmente las bebidas espirituosas se asocian a una dieta pobre y las consecuencias se aplican tanto a hombres y mujeres", explica Martínez-González.
"La principal conclusión de este estudio es la sugerencia de un efecto dañino del consumo excesivo de alcohol en los hábitos alimenticios saludables", reconoce Martínez-González y asegura que "esta es una muy mala noticia porque el abuso de alcohol se ha convertido en un problema prioritario de salud pública en España, sobre todo debido a las crecientes tasas de exceso y sobre todo por el abandono del modelo tradicional mediterráneo de beber alcohol con moderación, en pequeñas cantidades, generalmente vino tinto durante las comidas".
PRESTAR MÁS ATENCIÓN A LA DIETA
González Martínez agrega que "se necesita prestar más atención a la dieta de los bebedores compulsivos, y también considerar que algunos de los efectos negativos atribuidos al alcohol podrían ser en realidad las consecuencias de una mala alimentación".
"No hay que olvidar que el alcohol es adictivo, que reemplaza las calorías de otros alimentos saludables por calorías vacías, es decir, que de vitaminas y minerales", dijo Martínez González.
El patrón de consumo podría ser más importante que la cantidad total de alcohol consumida. Este patrón es menos sano cuando se consume en grandes cantidades, de tres a cuatro veces al día de bebidas alcohólicas o cerveza o cuando se consume exclusivamente durante los fines de semana. Por el contrario, un consumo sano de alcohol puede ser la ingesta de vino tinto, no más de un vaso al día para mujeres y dos por día para los hombres.
"Todo ello, siempre y cuando el alcohol se consuma durante las comidas siguiendo un patrón diario con regularidad", concluye Martínez.