MADRID, 7 Feb. (EUROPA PRESS) -
Las ventajas para la salud del ejercicio aeróbico en la prevención de enfermedades cardiovasculares están bien documentadas como parte de los esfuerzos para evitar la hipertensión, la diabetes y la dislipidemia (una cantidad anormal de lípidos en la sangre que causa problemas como el colesterol alto).
Sin embargo, la mayoría de los estudios pertinentes se han centrado en personas jóvenes que realizaban sesiones agudas de ejercicio de 30 a 60 minutos de duración a una intensidad de moderada a alta, y se dispone de menos información sobre el impacto del ejercicio en las personas mayores.
El golf, el senderismo y la marcha nórdica (una técnica de marcha mejorada en la que se utilizan bastones para trabajar la parte superior del cuerpo además de las piernas) son formas populares de ejercicio aeróbico al aire libre apropiadas para la edad, seguras y de fácil acceso para muchas personas mayores.
Un equipo de investigadores de Finlandia se propuso comparar los efectos agudos de estos tres tipos diferentes de ejercicios aeróbicos sobre los marcadores de salud cardiometabólica en términos de intensidad, duración y gasto energético.
Llevaron a cabo un estudio en el que participaron 25 golfistas mayores sanos (de 65 años o más), comparando los efectos de tres ejercicios aeróbicos agudos --un partido de golf de 18 hoyos, 6 km de marcha nórdica y una caminata de 6 km-- sobre su presión arterial, glucosa en sangre y perfil lipídico en sangre en un entorno real.
Para el estudio, los investigadores tomaron muestras de sangre, realizaron pruebas de glucosa en sangre mediante punción digital y midieron la presión arterial de los participantes, que también llevaban dispositivos de medición de la forma física para medir la distancia, la duración, el ritmo, el gasto energético y los pasos específicos del ejercicio, así como un sensor de ECG con una banda pectoral para medir la frecuencia cardiaca.
Los resultados mostraron que los tres tipos de ejercicio aeróbico mejoraban el perfil cardiovascular de los adultos mayores cuando se realizaban en tandas agudas, a pesar de las diferencias de duración e intensidad, reduciendo su presión arterial sistólica mientras que la marcha y la marcha nórdica también provocaban una disminución de la presión arterial diastólica.
Sin embargo, a pesar de la menor intensidad del ejercicio del golf en comparación con la marcha nórdica y la caminata, fue la mayor duración y el mayor gasto energético total que supone jugar al golf lo que pareció afectar positivamente al perfil lipídico y al metabolismo de la glucosa.
El estudio, publicado en línea en la revista 'BMJ Open Sport & Exercise Medicine', tenía algunas limitaciones, como el hecho de que se trataba de una muestra pequeña y la precisión de los dispositivos de fitness era discutible, mientras que la realización de un estudio en un entorno real no permite controlar todos los factores como se haría en un entorno de laboratorio.
Además, los investigadores sólo reclutaron golfistas para el estudio porque se pensó que no se podía esperar que los no golfistas jugaran una ronda de golf correctamente, mientras que la marcha nórdica se consideró un nuevo tipo de ejercicio para la mayoría de los participantes, lo que podría haber dado lugar a una técnica deficiente, disminuyendo así la eficacia de la actividad de marcha nórdica.
Sin embargo, los autores concluyen que, "a pesar de la menor intensidad de ejercicio del golf, la mayor duración y el mayor gasto energético parecían tener un efecto más positivo sobre el perfil lipídico y el metabolismo de la glucosa en comparación con la marcha nórdica y el senderismo".
"Estos ejercicios aeróbicos apropiados para la edad pueden recomendarse a los adultos mayores sanos como una forma de actividad física beneficiosa para la salud a fin de prevenir las enfermedades cardiovasculares y también pueden utilizarse como estrategia de tratamiento para mejorar la salud cardiometabólica entre quienes ya padecen una enfermedad cardiovascular", recomiendan.
