MADRID, 14 Nov. (EDIZIONES) -
Los glioblastomas son los tumores más agresivos del sistema nervioso central, y uno de los tipos de cáncer más malignos que hay. Son tumores malignos e infiltrantes en un órgano en el que no es posible buscar márgenes de resección seguros sin comprometer la funcionalidad de una manera u otra.
"Lamentablemente no se dedica mucho dinero a la investigación sobre ellos, a pesar de ser los tumores cerebrales más frecuentes y de su malignidad", lamenta en una entrevista con Infosalus el vicepresidente de la Sociedad Española de Neurocirugía, el doctor Luis Ley Urzaiz.
Es más, destaca que, "desgraciadamente" hay poca financiación destinada a los grupos investigadores en el glioblastoma, debido a que no son muchos los casos de personas afectadas, comparados con otros tipos de cáncer como el de mama o el de pulmón, y a que su supervivencia es muy pequeña.
"Paradójicamente, esto facilitaría la creación de un gran banco de tumores a nivel nacional donde se centralicen las muestras de tejidos de los glioblastomas intervenidos y tratados en España, lo que permitiría avanzar en el tratamiento de estos tumores", considera este experto.
MÁS FRECUENTES A MEDIANA EDAD
Concretamente, detalla que los glioblastomas forman un tipo de tumor cerebral maligno que se forma en el tejido cerebral, es decir, derivan de células cerebrales y crecen dentro del cerebro: "En particular derivan de las células de la glía, que son las células que dan soporte a las neuronas. Son tumores infiltrativos, es decir, que no tienen límites bien definidos y son de rápido crecimiento. Son tumores agresivos, cuyo tratamiento incluye cirugía, radioterapia y quimioterapia. A pesar de los esfuerzos de tratamiento, la supervivencia a largo plazo suele ser breve".
El también jefe del Servicio de Neurocirugía del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, y consultor especialista en Neurocirugía mantiene que pueden presentarse a cualquier edad, pero el 70% de los casos se dan en pacientes con edades comprendidas entre los 45 y los 70 años.
"Son los tumores cerebrales más frecuentes y, a pesar de ello, son infrecuentes a nivel general. Su incidencia anual de 1 caso nuevo por 30.000 personas, es decir, cada año en España se espera que se diagnostiquen unos 1.600 casos nuevos, estimando una población de 48 millones de habitantes. La prevalencia calculada es de 1 caso por cada 100.000 personas, es decir, 1 persona de cada 480 lo padecerá. Para comparar, en España se diagnostican 34.000 casos nuevos de cáncer de mama al año y 30.000 de pulmón, aproximadamente", detalla.
Reconoce el también neurocirujano del Servicio de Neurocirugía de Hospital Universitario Quirónsalud Madrid que sus causas a día de hoy son desconocidas, y sobre sus síntomas comenta que los glioblastomas no suelen tener una forma de aparición característica o diferente a la de otros tumores cerebrales.
"En general, los tumores cerebrales se diagnostican por cefaleas de reciente aparición; por cambios en el tipo o frecuencia de los dolores de cabeza, más persistentes y refractarias al tratamiento habitual; por aparición de lo que se llama 'focalidad neurológica', que son síntomas de afectación del sistema nervioso, tales como pérdida de fuerza, de memoria, cambios de comportamiento o crisis convulsivas. De hecho, con la introducción del código ictus no es infrecuente que pacientes con sospecha de ictus se diagnostiquen finalmente de un tumor cerebral", subraya el especialista.
EL DIAGNÓSTICO Y EL TRATAMIENTO
Sobre el diagnóstico del glioblastoma, el doctor Ley precisa que éste comienza por la sospecha clínica, "sospechar que algo está afectando al cerebro", por lo que se realiza una prueba de imagen, que es el segundo escalón en el diagnóstico: "Esta prueba de imagen puede ser una TAC inicialmente, pero es la imagen obtenida por Resonancia Magnética la que va a ofrecer la mayor seguridad diagnóstica".
Posteriormente, y una vez realizada la resonancia magnética, este neurocirujano señala que se procede a la toma de una muestra del tumor, ya sea mediante de una biopsia, o de una resección tumoral; "en cualquiera de ambos casos se estudiará esa muestra de tejido y se hará el diagnóstico definitivo".
EL VALOR DE LA CIRUGÍA
Una vez diagnosticado mediante imagen, prosigue el vicepresidente de la Sociedad Española de Neurocirugía, se estudian las posibilidades de tratamiento; siendo la base, "y el tratamiento que mayor impacto tiene en la supervivencia de un paciente, la cirugía".
Eso sí, indica que ésta está limitada porque debe ser planeada para lograr la mayor resección posible sin provocar secuelas neurológicas al paciente. "Esto a veces es muy complicado por la localización o extensión del glioblastoma, o por el estado previo del paciente", aprecia el doctor.
En este sentido, valora que la cirugía va encaminada a conocer la naturaleza del tumor, a mejorar la sintomatología, así como a disminuir lo máximo posible la masa tumoral, lo que se relaciona con la supervivencia. "El tratamiento se completa con un ciclo de radioterapia y de quimioterapia concomitante, es decir, el tratamiento radio y quimioterápico se aplica a la vez. Ambas terapias suelen ser bien toleradas. La quimioterapia es oral y tiene poca toxicidad habitualmente", apunta.
No obstante, lamenta el jefe del Servicio de Neurocirugía del Hospital Universitario Ramón y Cajal que el pronóstico en estos casos es malo, especialmente en ausencia de una resección total macroscópica, en pacientes de edad avanzada y en caso de déficits neurológicos graves. "En pacientes óptimamente tratados la supervivencia media es entre 12 y 14 meses. Un 5% sobreviven a los 5 años del diagnóstico. Esta situación puede mejorar gracias a recientes avances, aún en fase de experimentación", concluye este experto.