Los genes del padre y de la madre se disputan la nutrición del feto en el útero

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Archivo - Feto, embrión - NATURE - Archivo
Publicado: miércoles, 29 diciembre 2021 7:05


MADRID, 29 Dic. (EUROPA PRESS) -

Científicos de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, han identificado una señal clave que el feto utiliza para controlar su suministro de nutrientes desde la placenta, revelando un tira y afloja entre los genes heredados del padre y de la madre. El estudio, realizado en ratones y publicado en la revista 'Developmental Cell', podría ayudar a explicar por qué algunos bebés crecen mal en el útero.

A medida que el feto crece, tiene que comunicar a la madre sus crecientes necesidades de alimento. Recibe su alimento a través de los vasos sanguíneos de la placenta, un órgano especializado que contiene células tanto del bebé como de la madre.

Entre el 10% y el 15% de los bebés crecen mal en el vientre materno, y a menudo muestran un crecimiento reducido de los vasos sanguíneos de la placenta. En los seres humanos, estos vasos sanguíneos se expanden drásticamente entre la mitad y el final de la gestación, alcanzando una longitud total de aproximadamente 320 kilómetros a término.

El equipo utilizó ratones modificados genéticamente para mostrar cómo el feto produce una señal para fomentar el crecimiento de los vasos sanguíneos dentro de la placenta. Esta señal también provoca modificaciones en otras células de la placenta para permitir que pasen más nutrientes de la madre al feto.

El doctor Ionel Sandovici, primer autor del trabajo, explica que "a medida que crece en el útero, el feto necesita el alimento de su madre, y unos vasos sanguíneos sanos en la placenta son esenciales para ayudarle a obtener la cantidad correcta de nutrientes que necesita".

"Hemos identificado una de las formas que utiliza el feto para comunicarse con la placenta y provocar la expansión correcta de estos vasos sanguíneos --continúa--. Cuando esta comunicación se interrumpe, los vasos sanguíneos no se desarrollan correctamente y el bebé tendrá dificultades para obtener todo el alimento que necesita".

El equipo descubrió que el feto envía una señal conocida como IGF2 que llega a la placenta a través del cordón umbilical. En los seres humanos, los niveles de IGF2 en el cordón umbilical aumentan progresivamente entre las 29 semanas de gestación y el término: un exceso de IGF2 se asocia a un crecimiento excesivo, mientras que una cantidad insuficiente de IGF2 se asocia a un crecimiento insuficiente.

Los bebés demasiado grandes o demasiado pequeños tienen más probabilidades de sufrir o incluso morir al nacer, y tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes y problemas cardíacos en la edad adulta.

El doctor Sandovici añade que "hace tiempo que sabemos que el IGF2 favorece el crecimiento de los órganos donde se produce. En este estudio, hemos demostrado que el IGF2 también actúa como una hormona clásica: es producido por el feto, pasa a la sangre fetal, a través del cordón umbilical y a la placenta, donde actúa", prosigue.

Y destaca lo que sus hallazgos revelan sobre la lucha que tiene lugar en el útero. En los ratones, la respuesta al IGF2 en los vasos sanguíneos de la placenta está mediada por otra proteína, llamada IGF2R.

Los dos genes que producen el IGF2 y el IGF2R están "impresos", un proceso por el que los interruptores moleculares de los genes identifican su origen parental y pueden activar o desactivar los genes. En este caso, sólo la copia del gen igf2 heredada del padre está activa, mientras que sólo la copia de igf2r heredada de la madre lo está.

El autor principal, el doctor Miguel Constncia, apunta que "una teoría sobre los genes impresos es que los genes expresados por el padre son codiciosos y egoístas. Quieren extraer el máximo de recursos posibles de la madre, pero los genes expresados por la madre actúan como contramedidas para equilibrar estas demandas".

"En nuestro estudio, el gen del padre impulsa las demandas del feto de vasos sanguíneos más grandes y más nutrientes, mientras que el gen de la madre en la placenta intenta controlar la cantidad de alimento que proporciona. Hay un tira y afloja, una batalla de sexos a nivel del genoma", subraya.

El equipo afirma que sus hallazgos permitirán comprender mejor cómo se comunican entre sí el feto, la placenta y la madre durante el embarazo. Esto, a su vez, podría conducir a formas de medir los niveles de IGF2 en el feto y encontrar maneras de utilizar medicamentos para normalizar estos niveles o promover el desarrollo normal de la vasculatura placentaria.