MADRID 10 Jul. (EUROPA PRESS) -
Las gafas de sol ayudan a prevenir enfermedades como conjuntivitis, cataratas, queratitis, cánceres de córnea o degeneración macular, según ha informado la empresa Bausch+Lomb, quien ha recomendado utilizarlas en todas las franjas de edad y sólo aquellas que estén homologadas y liberen lo "máximo posible" los ojos de la exposición solar.
En este sentido, ha destacado la importancia de que los lentes tengan un índice de absorción de rayos ultravioletas del 15 por ciento al 35 por ciento. Además, ha informado de que existen cuatro estándares de gafas, según el color y la protección del lente.
El nivel 1 es una lente clara que se debe utilizar en ámbito urbano y con tiempo nublado ya que apenas protegen, por lo que algunos expertos ni las catalogan como gafas de sol. El número 2, que también es insuficiente para protegerse del sol, tiene los cristales ligeramente tintados y se suele emplear con tiempos inestables. Las número 3 sí que protegen de los rayos ultravioletas, y se pueden utilizar tanto en la playa como en la montaña. Las lentes número 4 son muy oscuras y se usan en situaciones de sol intenso, y en todos los escenarios, incluso, en la nieve, pero con ellas está prohibido conducir.
"Sólo el 75 por ciento de los jóvenes utilizan gafas de sol y, en la mayoría de los casos, no son homologadas. Los rayos del sol ultravioletas han demostrado que tienen un efecto acumulativo respecto a enfermedades que van aparecer de mayor, en la vejez, y hay que protegerse desde niño y desde joven. Estas posibles enfermedades podrían ser: el cáncer de superficie ocular, tumores conjuntivales, las cataratas o la degeneración macular", ha comentado el catedrático de Oftalmología de la Universidad Complutense de Madrid, José Manuel Benítez del Castillo.
Dicho esto, Benítez del Castillo ha reiterado la importancia de usar gafas de sol homologadas y ha asegurado que unas lentes inadecuadas van a quitar la luminosidad y van hacer que se esté más cómodos en el sol, pero al no llevar protección ultravioleta, esos rayos ultravioletas, tanto A como B, van a penetrar en el interior del ojo y van a causar enfermedad. "Es casi mejor no llevar gafas de sol, que llevar unas gafas de sol de mala calidad", ha apostillado.
Otro de los problemas que se da en verano es la irritación de los ojos por la exposición al cloro de las piscinas o de la sal del agua del mar. Por ello, Benítez del Castillo ha aconsejado y, en el caso de irritación, ya sea por el cloro o los rayos del sol, emplear lágrimas artificiales para aliviar el dolor.
Por último, ha avisado de que las personas con lentillas se deben abstener de bañarse con ellas porque, a su juicio, corren "el riesgo de tener infecciones oculares graves, como queratitis por amebas, y éstas pueden terminar en ceguera".